Solos en el mundo

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Solos en el mundo

Se había quedado dormida sin sentirlo en la sala común de premios anuales, se despertó sobresaltada en la oscuridad cuando un grito le helo la sangre, sudaba frio como en otras ocasiones cuando las pesadillas le perseguían mientras dormían, pero algo era diferente, casi podría jurar que esos gritos no eran producto de sus malos sueños, pero todo había quedado de nuevo sumido en el más absoluto silencio o al menos así había sido hasta que otro grito desgarrador se escucho haciéndole erizar los bellos de su piel.

Levantándose de un solo brinco provocándole un leve mareo, aun vestía el uniforme y de entre sus ropas saco su varita con rapidez, no entendía que pasaba, pero estaba segura de que los grito provenían de la parte arriba.

La adrenalina corría por sus venas haciéndola que su ritmo cardiaco se acelerara al igual que su respiración, tenía la piel helada y sus manos temblaban ya fuera por el frio de la madrugada o por el miedo de enfrentarse de nuevo a lo desconocido. Al principio creía que seguía dormida y que era otra de sus tantas pesadillas, pero no era así, lo entendió después de escuchar otro grito aun más fuerte que el anterior.

No lo pensó mas y se encamino con rapidez escaleras arriba, con la varita en alto, sudaba copiosamente a pesar del frio, inspecciono su propia habitación pero estaba vacía, por lo que los gritos debían provenir de la habitación de Malfoy.

Tomo el pomo de la puerta y lo hizo girar despacio intentando no hacer ningún ruido que la delatara, después empujo la puerta con fuerza y entro con rapidez buscando el origen de los gritos, pero no encontró nada.

-Lumus. -Invoco y la punta de su varita alumbro la habitación decorada con los motivos Slytherin.

 No encontró nada y por un momento pensó que ni siquiera Malfoy estaba presente, pues los gritos lo hubieran despertado o incluso la manera abrupta en la que había entrado en su habitación hubiera propiciado que este la insultara por invadir de esa manera su espacio.

Noto entonces que la ventana estaba abierta de par en par, y el aire helado entraba con fuerza haciéndola temblar aun mas, por lo que se acerco para cerrarla, miro por unos instantes por los cristales y un nuevo grito la sobresalto, giro tan rápido que tiro con el brusco movimiento un portarretrato y entonces lo vio.

La habitación no estaba vacía, en la cama estaba Malfoy aparentemente dormido o inconsciente, el era quien gritaba. Se acerco un poco vencida por la curiosidad y de inmediato noto que no estaba nada bien.

Con solo un movimiento de varita encendió un par de velas para verlo mejor y palideció al encontrarse con aquella imagen. No sabía mucho sobre el tema, pero recordaba haber leído un libro de historia de la magia donde detallaban una de las más grandes epidemias del mundo mágico que casi extermina ciudades completas, en ese libro se detallaban los síntomas, al igual que la apariencia de los enfermos que se multiplicaron en cuestión de horas.

El Spattergroin era una enfermedad demasiado agresiva que se presentaba mediante lesiones en la piel, dándole un aspecto de quemadura, se  caracterizaba también por producir llagas y temperaturas tan altas que provocaban convulsiones en los enfermos y en la mayoría de los casos desembocaba en una muerte prematura.

Esperaba equivocarse, pero estaba casi segura que se trataba de esa terrible enfermedad, lo que no comprendía era de qué manera se había contagiado pues era bien sabido que ese tipo de virus era ocasionada por un hongo que no existía por esos lugares, incluso casi se habia exterminado y solo existían algunas muestras para su investigación en el Ministerio de Magia y en San Mungo.

Pero no era tiempo para averiguar ese tipo de cosas, sabía que si en verdad Malfoy se había contagiado de Spattergroin tenía muy poco tiempo para intentar salvarle, así como también sabía que tenía que poner un cerco sanitario para evitar que se propagara la enfermedad. Ya era demasiado tarde para protegerse a ella misma pues estaba expuesta desde el momento que atravesó la puerta, solo confiaba que las vacunas que se había puesto hacia un año atrás mientras buscaban los horrocruxes le protegieran un poco, aunque no tenía la seguridad de que así fuera.

Sanando Mis HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora