cap 15

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Él me sonríe por encima del hombro.

--No vais a hacer ninguna.

--A lo mejor sí -tercia clara--. Tú no nos conoces, Podríamos volvernos completamente locas.,
Karol es capaz de cualquier cosa ahora que tiene su lista de prioridades.

--¿Eso es verdad?

--¡Calla, clara!

Ella vuelve a sentarse a la mesa.

--Perdón -dice, pero no parece en absoluto arrepentida.

Ruggero trae las tazas y las deposita delante de nosotras, Envueltas en vapor, despiden un olor repugnante, a cartón y ortigas mojadas.

Clara se inclina y olfatea su tasa.

--¡Parece jugo de carne!

Ruggero se sienta a su lado.

--Es así, Confía en mí, Le ha puesto un trozo de canela para endulzarlo.

Y clara vuelve a mirarme poniendo los ojos en blanco,
Toma un sorbo con cautela y lo traga con una mueca.

--todo -dice ruggero--. Cuanto antes te lo bebas, antes te subirá.

No sé qué ocurrirá luego, pero él está muy tranquilo, y parece contagioso, Su voz es lo único
claro en todo esto.

--Bebanlo -insiste.

Así que nos tomamos esta porquería, sentadas en la cocina de mi vecino, mientras él nos
observa, clara se tapa la nariz y bebe con asco a grandes tragos, Yo me limito a sorberlo, En
realidad da igual lo que coma o beba, porque ya nada me sabe bien, seguimos sentados un rato, hablando de tonterías, La verdad es que no consigo concentrarme.

Estoy esperando a que ocurra algo, a que cambie algo, ruggero explica que las setas buenas se
distinguen por los sombreros en punta y los pies largos y finos.

Dice que crecen arracimadas,
pero sólo a finales del verano y en otoño, Nos cuenta que son legales, que se pueden comprar
secas en algunas tiendas, Luego, como no sucede nada, nos prepara un té normal, En realidad no me apetece, sólo pongo las manos alrededor de la taza para sentir el calor, Hace mucho frío en esta cocina, más frío que en el exterior, Pienso en pedirle a clara que vaya a mi casa a buscarme el abierto, pero cuando intento hablar, se me cierra la garganta, como si unas
pequeñas manos interiores me estrangularan.

--¿Hace daño en el cuello? -pregunto.

Ruggero niega con la cabeza.

--Pues noto como si se me encogiera la tráquea.

--Se te pasará. -Pero el miedo asoma a su rostro.

Clara lo fulmina con la mirada.

--¿Nos has dado demasiado?

--¡No! No pasa nada... karol sólo necesita tomar un poco de aire.

Pero en su voz hay cierta vacilación, Apuesto a que está pensando lo mismo que yo, que soy diferente, que mi cuerpo reacciona de un modo diferente, que tal vez esto sea un grave error.

--Vamos, salgamos un momento.

Me levanto y lo sigo por el recibidor hasta la puerta de la calle.

--Espera -dice--, iré por un abrigo.

La puerta delantera de la casa está sumida en la penumbra, Me quedo esperando en el umbral, tratando de respirar hondo para que no me entre el pánico, Al pie del escalón hay un sendero que conduce al acceso para coches y al coche de la madre de ruggero. Hay hierba a ambos lados del camino, No sé por qué, pero la hierba parece diferente, no es sólo el color, sino lo corta que está, como una cabeza afeitada, Mientras la miro, resulta cada vez más evidente que el escalón y el sendero son lugares seguros, pero la hierba es malévola.

ahora y siempre (Ruggarol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora