cap 16

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Yo moriré primero, lo sé, pero todos ellos se reunirán conmigo, uno por uno.

Cortamos por calles laterales. El plan, según ruggero, es ir al bosque. Hay un parque y una
cafetería donde no nos conocen.

--Allí podrán hacer el oso sin que nadie reconozca. Además no está lejos, así que regresaremos a tiempo para el té.

--¿Estás loco? –grita clara--. ¡Parece Enid Blyton! ¡Quiero que todo el mundo sepa que estoy
colocada y no quiero ningún puto té!

Vuelve a sacar el cuerpo por la ventanilla y lanza besos a los desconocidos. Me recuerda a
Rapúnzel escapando con el cabello agitado por el viento. Pero entonces ruggero frena de golpe y clara se da un fuerte golpe en la cabeza contra el techo.

--¡Joder! ¡Lo has hecho aproposito! –se deja caer de nuevo en el asiento de atrás, frotándose la cabeza y gimiendo.

--Perdona –dice ruggero--. Tengo que poner gasolina.

--hijo de puta

Él se baja y rodea el coche por detrás para coger la manguera del surtidor. De repente clara
parece dormida, tirada en el asiento trasero, chupándose el pulgar. Tal vez tenga una
conmoción.

--¿Estás bien? –pregunto.

--¡Va para ti! –sisea--. Intenta deshacerse de mí para quedarse a solas contigo. ¡No debes
permitírselo!

--No creo que sea cierto.

--¡Como si tú fueras a darte cuenta!

Vuelve a meterse el pulgar en la boca y gira la cara. La dejo a su aire, bajo del coche y voy a
hablar con el hombre de la ventanilla. Tiene una cicatriz como un río plateado que baja desde el nacimiento del pelo hasta el caballete de la nariz. Se parece a mi difunto tío Bill.
Se inclina sobre su pequeño escritorio.

--¿Número? –dice.

--Ocho.

Su expresión es de desconcierto.

--No, el ocho no.

--Vale, pues el tres.

--¿Dónde está tu coche?

--Allí.

--¿El Jaguar?

--No lo sé.

--¿No lo Sabes?

--No sé la marca.

--¡Por Dios!

El cristal que nos separa se comba para adaptarse a su ira. Reculo asombrada y sobrecogida.

--Creo que es un mago –le digo a ruggero cuando se acerca y me rodea los hombros con un
brazo.

--Me temo que sí –susurra--. Será mejor que vuelvas al coche.

Más tarde despierto en un bosque. El coche se ha parado y ruggero no está. Clara duerme
tendida en el asiento trasero como una niña. Miro por la ventanilla, y la luz que se filtra a
través de los árboles es mortecina y fantasmal. No sé si es de día o de noche. Me siento
plenamente en paz cuando abro la puerta y salgo.

Hay montones de árboles, todos de diferentes clases, de hoja caduca y de hoja perenne. Hace
tanto frío que debemos estar en Escocia.

Camino un rato tocando la corteza, saludando las hojas. Noto que tengo hambre de verdad, estoy famélica. Si aparece un oso, lo derribaré y le arrancaré la cabeza de un mordisco. Tal vez debería encender una fogata. Pondré trampas y cavaré agujeros, y el primer animal que aparezca por aquí acabará en un siendo asado.

ahora y siempre (Ruggarol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora