cap 17

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--¿Se ha caído?

-No; hace casi dos semanas que se niega a salir de casa, y se está volviendo loca.

Ella se acerca y me mira. Sus pechos son enormes y se balancean cuando alarga la mano para levantarme del suelo. Tiene la mano grande como una raqueta de tenis.

-Me llamo juliana –dice, como si eso lo explicara todo.

Me lleva al salón, me ayuda a sentar y hace lo propio justo delante de mí.

-Bueno, ¿no te encuentras muy bien hoy?

-¿Se encontraría bien usted?

Papá me lanza una mirada de advertencia. Me da igual.

-¿Náuseas o dificultad para respirar?

-Estoy tomando antieméticos. ¿Se ha leído mi historial?

-Disculpala–interviene mi papá-. Últimamente ha tenido dolor en las piernas, nada más. La
enfermera que la vio la semana pasada dijo que iba bien. Sara creo que se llamaba Sara, Ella
sabe que medicación está tomando.

Suelto un bufido por la nariz. Papá intenta sonar despreocupado, pero a mí no me la pega, la última vez que vino Sara, él le ofreció que se quedara a cenar y se puso en ridículo.

-El equipo intenta mantener la continuidad –dice juliana- pero no siempre es posible. –Se gira
hacia mí, haciendo caso omiso de papá y su patética vida amorosa-. Karol, tienes bastantes morados en los brazos.

- Trepé un árbol.

- Eso indica que el nivel de plaquetas está bajo. ¿Has planeado alguna actividad para esta semana?

-¡No necesito una transfusión!-espeto molesta

-De todas maneras haremos un análisis de sangre para estar seguros.

Papá le ofrece café, pero ella rehúsa. Sara le habría dicho que sí.

-Mi padre no lo lleva muy bien –le cuento a juliana cuando él se va a la cocina, refunfuñando-. Lo hace todo al revés.

Me ayuda a quitarme la camisa.

-¿Y cómo lo llevas tú?

-Me hace gracia.

Saca una gasa y un antiséptico en aerosol de su maletín, se pone unos guantes estériles y me
levanta el brazo para desinfectar alrededor del Portacath, Esperamos que se seque.

-¿Tiene usted novio ?–le pregunto.

-Tengo marido.

-¿Cómo se llama?

-Andy.

Parece incómoda al pronunciar el nombre en voz alta. Tengo que tratar con montones de
personas y nunca se presentan como es debido. Sin embargo, ellas lo saben todo sobre mí.

-¿Cree en Dios? –pregunto.

Ella se echa atrás y frunce el entrecejo.

-¡Vaya pregunta!

-Pero ¿cree?

-Bueno, supongo que me gustaría.

-¿Y qué hay del cielo? ¿Cree en eso?

Le quita el envoltorio a una aguja estéril.

-Creo que la idea del Cielo suena bien.

-Eso no significa que exista.

Me mira con seriedad.

-Bueno, esperemos que sí.

- Yo creo que es una gran mentira. Cuando uno se muere, se muere y punto.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2018 ⏰

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