Lo que no te dije y no supiste mirar

"Locos, locos, siempre locos"

Llegaste en mi cordura y poco a poco sentí el brote de la locura, un alma saludable dicen que yace en un cuerpo y mente saludables, así como también dicen que la locura se pega y está en el aire. Hoy siento que la cordura es una mentira, pues día a día me enseñas tu loca manera de amar y te admiro más, poco a poco vuelvo a sentir esa loca ansiedad de hablar todos los días contigo, siento como locamente me voy enamorando y me parece muy loco que no te saco de mi cabeza, tengo ganas de estar loco, loco contigo, locos juntos, lléname de tu locura y hazme perder la cordura.

Desapareciste entre palabras, miradas cruzadas a la nada, acaso te perdí o me perdí, no sé si era mentira o verdad, dónde quedó la realidad, asumo que fue un sueño, pero se siente tan real, mi mente aún me susurra que existes y eres de verdad, dónde estás.

Me siento en un rincón y cuento números al azar, veo los días pasar, tu nombre en la pared, escrito al revés. Los pájaros me cuentan de ti y cantan de emoción al describirte frente a mí, los fantasmas de la noche me presumen que te vieron dormir y que incluso en tus sueños se escondieron para verte reír, y yo tonto deseoso de ti, un loco enamorado sin su princesa feliz, me siento aprisionado con una malla que retiene mis brazos y es imposible salir, y todos me cuentan las maravillas que ven en ti, yo solo pierdo la cordura al pensar en ti.

A veces te veo correr por ahí, entre los pasillos y con niñas en el jardín, entre las nubes pasas volando no paras de reír y yo me quedo pensando cuando te perdí.

De vez en cuando empiezo a dudar de mí, no sé si te veo o ya estoy senil, dando las últimas por la locura que dejaste en mí, sin embargo, te sigo amando como aquella vez en abril, bajo el árbol de piedra que no podía morir, nos dimos un beso eterno que jamás sentí.

Frustrado en mi camilla me encuentro, otra vez no me dejan salir, un día más que no veo la luz y solo frío hay aquí, por eso prefiero cerrar los ojos y verte atravesar el mundo, sin miedo alguno vas sin poner rumbo, me la pasó soñando contigo y somos uno, fluyó a través de ti, te derrites y otra vez vuelves a mí, corremos por las colinas, nos montamos en la cima no paramos nunca y sigo en la misma, forjamos el paradero de nuestro destino y yo aún no le atino para poder estar contigo.

Espero los dioses me permitan una vez más tenerte bajo mi abrigo, quitarte el frío y despojarte de cualquier maleficio, recorrer tus caderas y pasar mis dedos en tus enredaderas, frotar nuestras mejillas y decirte cosas lindas, hacerte el amor como un loco sin sostén, pasar las manos por todo tu cuerpo, respiración agitada y tu blusa rasgada, enredadera despeinada y arañazos en tu espalda, marcas en el cuello y tú sin vello, prominencias perfectas debajo de tu espalda, bien sujetadas por mis manos deseosas, tus ojos perdidos de un color clarito, labios resecos que piden más besos, la garganta seca que escucha pero no se queja, besarte los pies para dejar en claro que tú eres la reina y tienes el poder.

Un loco enamorado dispuesto a ser sentenciado, encerrado, y por siempre rechazado, perdió la cordura al conocer semejante mujer, yo también la hubiera perdido de haber sido él, cabello de oro, despeinada y perfectamente imperfecta, mujer imparable de sueños revolucionarios, una estrella fugaz, de esas mujeres que se conocen una vez nada más, delicadas, intrépidas, difíciles de atrapar, únicas en su existencia, increíbles para ser ciertas, de las que vuelan sobre el mar y caminan en las nubes, aquellas sin miedo de vivir y que su loca manera de ser, provoca a uno a enamorarse otra vez. Loca, frenéticamente loca, deseosa de aventura, zarpó al mar para conocer y fue enamorando marineros como una sirena que nadie pudo tener, loca, llévame contigo a donde vayas, déjame seguirte de cerca, para verte cumplir tus sueños, para verte conquistar la cima, y tener el mundo a un lado tuyo, déjame estar loco contigo, locos juntos, una vez más locos, toda la vida locos, siempre locos.