∆ PRIMERA PARTE ∆
Rick y Daryl forman una familia en Alexandria. Haciendo que su amor crezca cada vez más, pero como siempre: los peligros están a la vuelta de la esquina.
Personas nuevas llegarán a sus vidas. Tendrán pérdidas dolorosas.
Habrá secre...
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Daryl se alejó dejando a Rick atrás. Fue al lugar donde había dejado su moto y se sentó en el mismo árbol de hace un rato; y lloró, le dolieron sus propias palabras, la verdad era que no sentía nada de lo que le dijo a Rick.
El ex policía se quedó parado analizando las recientes palabras de Daryl. No sabía si hablaba en serio pero definitivamente le dolió. Unas lágrimas se acumularon en sus ojos y se dio la vuelta para volver a Alexandria. Se sentía vacío por dentro.
Al llegar vio a su Amber a lo lejos, estaba sentada en el suelo junto con Tara quien se encargaba de cuidarla. Caminó hacia ellas y saludó a Tara con un movimiento de cabeza mientras que se ponía a la altura de su hija para besar su frente. Aunque no dejaba de pensar en Daryl.
Rick sabía quien era bueno dando consejos, pero sobre todo, quien era bueno para animarlo y hacerlo sentir mejor.
-Vuelvo en un rato -le informó a Tara que sonrió en forma de respuesta.
Lo vio ayudando a cargar unas cajas adentro del almacén junto con otros tres hombres.
-Negan -Rick llamó la atención del susodicho.
-Ricky -Negan sonrió al verlo- ¿Qué pasa? -se preocupó un poco al ver a su amigo con los ojos rojos e hinchados.
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Ambos hombres se quedaron parados en la calle durante un buen rato.
-Entonces... ¿Se odian ahora? -preguntó Negan después de escuchar toda la historia.
-No, no, por supuesto que no... -contestó Rick angustiado por la pregunta- Al menos yo no lo odio.
-Eso espero, ustedes dos son felices juntos -dijo Negan divertido viendo al suelo.
-¿Crees que fui duro? -quiso saber Rick.
-Bueno, si yo estuviera embarazado me gustaría salir, no estar encerrado en una jaula... Pero en gustos se rompen géneros... -contestó Negan con una sonrisa en el rostro.
-¿Una jaula? -interrumpió Rick sin entender la referencia. Negan rió.
-Viejo, creo que deberías disculparte -concluyó el hombre del bate.
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