1. La Promesa

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I've been standing here my whole life. Everything I've seen twice -Runnin, Adam Lambert.

Caminaba por las calles de Inglaterra como cualquier otra chica normal, aunque no lo era obviamente, que la gente me atravesara era una clara prueba de eso. La verdad siempre hacia esto, salir como cualquier chica de 16 años que decidió dar un paseo. Había veces en las que me gustaba que me vieran y otras en las que solo quería observar en silencio la vida del resto, la mayoría de veces realizaba la segunda opción. Jnl

Bueno ¿qué más puedo hacer? Soy ___ Moon, hija del hombre de la luna, supuestamente nadie debía saber de mi existencia. Al menos eso ha pasado los 623 años que he existido, nadie ha sabido de mí, fue decisión de mi padre. Si alguien se enteraba de mi existencia podría poner en riesgo el destino del mundo, sip, así de seria era la cosa.

Mis poderes son varios, tengo la habilidad de volar. También la de hacerme invisible, lo cual incluye un campo de fuerza, que nunca he podido controlar para mi mala suerte. Y bueno mi último poder es la telepatía, poder hablar con personas atreves de la mente pero solo con personas con las que tengo alguna conexión, lo cual es sinónimo de nadie -aparte de mi padre-. Él dice que tengo que descubrir los demás -si es que hay más. A veces quisiera que fuera un poco más abierto conmigo.

De pronto vi un punto perfecto para practicar mi puntería. Invoqué a mi arco y algunas flechas, pero solo le atiné 2/3 a un punto exacto. Realmente debía seguir practicando. Guardé lo que había invocado y me senté en una rama balanceando mis pies en el aire. Me bajé el gorrito que siempre llegaba hasta las orejas y suspiré. La soledad en ciertas ocasiones era aburrida, nadie con quien divertirse, a quien contar lo que pasa, era en cierto grado frustrante.

Bueno, cambiando de tema, no soy un guardián -puedo elegir entre que me vean o no-. Como nadie cree en mí, no tengo ninguna debilidad, soy una persona inmortal, nada más y mi padre, bueno... está mirándome desde arriba, a veces me habla pero casi nunca. Varias veces le he preguntado sobre cómo nací siendo inmortal pero hasta ahora no me lo ha dicho.

Decidí comenzar a caminar hasta el parque que solía visitar en esta pequeña ciudad, varios niños pasaron a través de mí, ignorándome. Claro que podía hacer que me vean, pero no lo veía justo hacer creer a esos niños que soy una persona normal, cuando era algo totalmente distinto.

Un pequeño niño pelirrojo capta mi atención, parece emocionado.

-Mami, mami. Enserio, yo lo vi. Era Jack Frost -le dijo el niño a su madre.

-Te creo mi niño -le dijo la señora con una sonrisa-, pero ahora tenemos que ir a ver a tu hermana. Mañana volvemos para que puedas jugar con él, ¿está bien?

-Sí, mami -le respondió el niño con una gran sonrisa. Y se fueron calle abajo mientras el niño saltaba de alegría.

Por supuesto que conocía al inmaduro de Jack Frost -como me gustaba llamarlo-, y al parecer estaba cerca. Esto va a ser divertido. Hace tiempo que no lo veía, si se podía decir así, porque él no sabía de mi existencia.

Me volví invisible y seguí el rastro de nieve que ese chico helado había dejado. Alcé el vuelo y lo vi sentado en un árbol mirando a unos niños, totalmente distraído. Hice una bola de nieve y se la lancé. Dos segundos después Frost estaba en el suelo.

Se dio la vuelta pero sabía que no me podía ver, ¡Ja, toma eso! No me puedes ver, no me puedes ver... Jack se paró y frunció el ceño, claramente confundido, bueno, eso era obvio. ¿A quién no le extraña que le lancen bolas de nieve cuando no hay nadie ahí?

-Qué raro -dijo el chico de cabello blanco-, podía haber jurado que...

Lancé otra bola de nieve y el cayó otra vez al suelo. Me estaba muriendo de la risa. Pero algo dentro de mí me decía que pare, que no quería hacer eso. Pero la ignoré. Sin embargo la voz seguía diciéndome que solo le tenía envidia, que yo también quería tener amigos y personas que creyeran en mí, pero la voz se apagó cuando algo se oyó en mi cabeza.

-Hija, te necesito. Ve al lugar de siempre. Date prisa -me dijo la voz de mi padre.

Deje al inmaduro de Jack preguntándose qué pasaba y fue hacia ese lugar. Al llegar al Polo sur, el cual estaba oscuro, hasta que una aurora pasó por mi cabeza. La luna no tardó en aparecer, agaché la cabeza, la mayoría de veces que mi padre me llamaba no era para nada bueno, solo para recordarme que soy su hija y tengo que mantener un perfil bajo.

-Padre, ya estoy aquí... -dije.

-Hija, necesito tu ayuda -note en su voz algo de preocupación.

- ¿Para qué me necesitas? -pregunté, un poco preocupada, él no había querido que interviniera en nada, que nadie supiera de mi existencia.

-Quiero que te unas a los guardianes.

- ¿Qué, por qué? -fue lo único que pude decir.

-Por favor, se aproxima un peligro, un enemigo que ha dormitado por más de 10 mil años.

- ¿De quién estamos hablando? -pregunté seria. Había presenciado la batalla de los guardianes con Pitch, pero esto era diferente. Mucho más serio.

-Te lo diré cuando estés con los guardianes.

- ¿Entonces me convertiré en uno, tengo la obligación de hacerlo?

-Solo si tú quieres, no te obligare, esa será tu decisión. Solo quiero que luches. Protege a los niños por mí. Como yo lo haré por ti, a la distancia.

-Está bien, lo haré. Lo prometo -prometí, un rayo se oyó algo distante sellando mi promesa.

Sin saber que esa promesa podría poner mi vida en peligro. Y sobre todo mi corazón. No le tenía miedo a poner mi vida en riesgo, pero nunca había pensado en temerle al amor. No puedo creer lo tonta que fui al ignorar ese pequeño detalle.

-Apiaovn2040



Hija De La Luna - Jack Frost y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora