《Dicen que la tristeza sabe a lágrimas》

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-No- continué-. No pienso marcharme.
Fue mi respuesta ante todo lo que estaba sucediendo.
-Ría- dijo mi madre-. No nos queda opción. Estamos cortos de dinero; nos cuesta mucho daros de comer a todos.
-¿"Os cuesta"?- repetí, atónita-. ¡Soy yo la que trae el dinero a casa! ¡No vosotros! Ni siquiera tienes trabajo, mamá. Y es porque no quieres. No por otra razón.
-Ría...
-¡Ya estoy harta! - grité-. ¡Estoy harta de todo! Desde muy pequeña he estado trabajando para que tú- señalé a mi madre-, estés por ahí todo el día cotilleando por el pueblo en vez de buscar un trabajo.
Mi madre se levantó de un salto.
- Así que crees que no hago nada.
-Sí que haces algo. Estropearme la vida. ¿Y sabes qué? No me voy. Por una vez deseo planear mi futuro.
Salí de mi casa propinando un portazo tras de mí. Recorrí en silencio los callejones y tortuosas calles de la aldea en busca de tranquilidad. Por primera vez en mucho tiempo, dos lágrimas brotaron de mis ojos, corrieron por mis mejillas y aterrizaron en mis labios. ¿Así sabe la tristeza? Dicen que la tristeza sabe a lágrimas, es salada y agria, débil y frágil.
El Sol se ponía cuando regresé a casa. Cogí mis cosas sin prestar atención a las súplicas de mi padre y a los reproches de mi madre. Y me marché de aquel lugar. Me despedí de mis hermanos y de mi padre, y asentí a mi madre en forma de despedida.
-Adiós- dije, antes de salir de casa-.
Me enfrenté al cielo negro y frio. La luna brillaba con fuerza, y las nubes formaban formas espeluznantes en el cielo. Me pregunté si la Luna estaría sola, y en ese caso, si realmente le importaba.

 Me pregunté si la Luna estaría sola, y en ese caso, si realmente le importaba

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Llegué a la pensión de mis tíos antes de medianoche. Me ofrecieron comida y todos los servicios totalmente gratis, y yo se los agradecí, no tenía fuerzas para discutir.
Soñé con dragones, muchos de ellos esparcidos por el cielo. Yo iba montada en uno; a mi lado estaba Rob, montado en otro. Más lejos se encontraba mi familia, montada en un dragón negro que se alejaba lentamente de nosotros. No pude hacer nada por detenerlo...

La Sombra de Sus AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora