El Espejo Sincero

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Aún resuenan las palabras de Jvala en mi mente. El momento en el que, por fin, me contó la verdad acerca de mí misma. No me la contó exactamente, pero no hizo nada para evitar que la descubriera, así que...
Todo sucedió la tarde en la que llegué a su fortaleza.
Después de hablar con ella durante un largo periodo de tiempo en la cocina, me porporcionó una habitación para mí sola, y allí me quedé reflexionando durante varios minutos. Por la noche, no pude dormir, así que me levanté con desgana, y me dirigí a la biblioteca. Pude ver que Jvala se había quedado dormida en una de las mesas de esta, con su rojo cabello alborotado en las mejillas. Cogí una de las mantas de aquel singular armarito y se la coloqué encima. Cogí el libro que estaba leyendo, un antiquísimo volumen escrito en un lenguaje desconocido, pero que, de manera extraña, entendía.
《Cuando el dragón Glacies se rebeló contra los alium y reunió a su ejército, los dioses crearon una profecía.
Solo un alium que no conoce sus poderes estos mismos obtendrá, y a la serpiente de hielo con fuego derrotará.
Este alium ha sido criado entre habitantes vulgares de la aldea, pero nuestros encargados de encontrarlo, Ignis y su descendiente Jvala, están trabajando en ello.

-¿Y qué?- continué sin captar la indirecta-. Mes estás diciendo que quieres que te ayude a encontrar al elegido. ¿No?
-Sí- dijo ella, afimando varias veces con la cabeza-. Eso es exactamente lo que busco.

Tuve una ligera sensación de desconfianza cuando ambas subimos a esa dragona azul.
-¿Cómo se llama? - dije-.
-Figiroly - anunció ella, acariciando sus escamas celestes-.
-Es hermosa- comenté, imitandola-. ¿Adónde nos dirigimos?
-A la aldea- contestó ella-. Ya sabes, para buscar al elegido y todo eso...
Vi en su rostro una pequeño mota de duda, pero no me inmuté.
-¿Qué es lo que buscamos exactamente?- pregunté, mientras nos subíamos a la dragona-.
-Lo sabremos cuando lo encontremos.
Suspiré. ¿Como íbamos a encontrar algo si ni siquiera sabíamos lo que era?
El viaje fue, como la última vez, increíble.
Pero no nos detuvimos en la aldea, sino que continuamos nuestro viaje en una dirección desconocida.
-¡¿Adonde vamos?!- exclamé, mientras la dragona cambiaba de rumbo y una fuerte rafaga de aire me golpeaba la cara.
Jvala sonrio.
-Ya verás- dijo, y la dragona aceleró-.

Cuando aterrizamos, no reconocí el lugar donde nos encontrabamos. Se trataba de un espacio pequeño repleto de árboles. Había pequeñas florecillas rosadas que, inmediatamente, Figiroly comenzó a comerlas.
-¿Dónde estamos?- pregunté a Jvala-.
-Estamos en los límites con la ciudad de los Alium, ya sabes, de los nues...de los míos- corrige-.
-Ah...- dije-. Y, ¿no crees que desentonaría un poco allí?
-Para nada- dijo Jvala, demasiado confiada-. Además, no vamos a ir a la ciudad. Lo que buscamos está aquí, en el bosque.
Yo miré a mi alrededor. Solo veía árboles, árboles y más árboles...
-Aquí solo hay plantas- obvié-. ¿Estás segura de que es aquí?
-Completamente.
-Por Dios, Jvala, ¿qué estamos buscando?
Ella suspiró. Comenzó a moverse entre los troncos, buscando algo que ni siquiera conocía.
-Buscamos un espejo.
O sí.
-¿Eh?
-Buscamos el espejo sincero. Es una joya que se escondió aquí hace miles de años, y que contiene el poder de revelar a cualquier ser la parte más hermosa y la más oscura de su alma. Tambien la mas poderosa.
Sonreí.
-¿Hablas en serio?
-Pues claro. Venga, en marcha.
Me sorprendió la confianza con la que hablaba Jvala. No supe que hacer. ¿Realmente debería ayudarla?

La Sombra de Sus AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora