El pergamino volador

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La mañana siguiente estupo repleta de sopresas. En el desayuno, uno de mis primos pequeños llegó gritando anunciando que algo había entrado volando en mi cuarto.
-¡Un papel con alas!- dijo-.
Yo fruncí el ceño y subí corriendo a la habitación seguida por mi primo.
La habitación se encontraba tal y como la había dejado; nada fuera de lo normal. El niño insistió en que hacía apenas unos instantes había visto un papel con alas blancas.
-Me parece que lees demasiados cuentos de fantasía- dije, de espaldas al cuarto-. Y, además, ¿Por qué estabas aquí?
El niño parecía asombrado, señalando a mis espaldas.
-No- negué-. Esta vez no me lo trago. Está muy mal mentir, Fabio.
-¡No miento! - gritó él-. ¡Mira!
Sentí unos golpecitos en la nuca, y al girarme, contemplé estupefacta como un pergamino enrollado y sostenido por una cinta roja se mantenía flotando en el aire enfrente a mis narices.
-Esto no es normal.
-¿Me crees ahora? - dijo Fabio, arqueando una ceja-.
-Sí...
El pergamino aterrizó en mis manos, y tras despedir a mi primo del cuarto, proseguí a abrirlo.

Me emocioné

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Me emocioné. Jvala me había conocido hacía tres días y ya se suponía que eramos amigas. No me molestó en absoluto. Bajé corriendo al comedor en busca de mis tíos. Me excusé por mi futura ausencia y agradecí de todo corazón su hospitalidad. No me permitieron que les pagara unas monedas; pero justo antes de irme, atraje a Fabio hacia mí y le entregué unas monedas de plata.
-En un rato, le darás esto a tu madre, ¿vale? Nada de quedártelas tú.
El niño asintió, y yo me retiré a mi habitación.
Abrí con cuidado el pergamino y saqué de su interior otro papel cuidadosamente doblado.

Abrí con cuidado el pergamino y saqué de su interior otro papel cuidadosamente doblado

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Me aseguré de que nadie  miraba, y pronuncié las palabras del hechizo.
Per flammas igne me provocaveritis ad potentiam. Per potentiam ad me Draco fugere.

La Sombra de Sus AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora