Capítulo 58

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Rachel estacionaba su camioneta blanca en el garaje de su casa. Hace tres años habían decidido mudarse a una casa más grande para que Elizabeth, de ahora 5 años, pudiera jugar, junto al cambio de casa también se sumó la compañía de una pequeña perrita que adoptaron que era la adoración de la pequeña y de la morena, Quinn había puesto resistencia pero los pucheros de su mujer e hija la convencieron.

Al ingresar a su casa la morena se sorprendió del silencio, siempre de llegaba la pequeña iba corriendo a saludarla, esta vez no. Dejo su bolso a un lado del sofá, iba a subir a las habitaciones cuando un ruido en la cocina la alertaron.

Se encamino a la cocina, antes de llegar escucho la risa de su pequeña hija, decidió asustarlas pero la asustada fue ella. Su mujer e hija se encontraban manchadas de lodo, sus huellas recorrían desde la entrada al jardín.

- Ahora mismo me dicen ¿Qué es todo esto? – las señalo molesta, la pequeña Eliza apunto a su madre

- Eres una pequeña traidora – susurro para su hija, que sonrió escondiéndose detrás de ella, sabía que su madre era una amante de la limpieza

- Quinn estoy esperando – se cruzó de brazos esperando una explicación

- Hola amor – intento acercarse pero Rachel la freno

- Sigo esperando...- escucho la risa de la pequeña, se divertía con los nervios de su madre- Elizabeth ¿algo que decir? – la pequeña se asomó aún detrás de la doctora

- Yo no quería...fue mamá – hizo un puchero, Quinn la miro ofendida, Rachel regreso la mirada a su mujer

- Bañamos a Maya...pero se salió un poco de control – se encogió de hombros

- ¿Un poco? Mi cocina está llena de lodo y ustedes están...peor – dijo tratando de tranquilizarse

- Por eso íbamos a bañarnos – tomo la pequeña mano de su hija

- Fabray, ni un paso más...ustedes dos al jardín, les quitare el lodo, se secaran y después tomaran su baño -

Madre e hija se quejaron pero hicieron lo que les ordeno. Rachel suspiro antes de subir por unas toallas para sus chicas.

En el jardín Quinn utilizaba la manguera para quitarle el lodo a la pequeña

-Entonces si las cosas están mal hacemos puchero para que no se enoje con nosotros – le explico a su hija

- Sí, porque no quiero que se enoje – dijo limpiando sus piernitas

- Lo hubiéramos hecho más rápido y lo hubiéramos logrado – dijo lamentándose

- Ustedes dos son muy malas para ocultarme cosas – dijo llegando a su lado

- Creo que tiene poderes – dijo por lo bajo para Quinn

- No tengo poderes cariño, solo que ustedes no son discretas, recuerdo cuando se comieron el helado...tenían manchada la ropa...cuando comieron comida chatarra en la noche no podían con el dolor de panza – dijo recordando

- En nuestra defensa la fruta ya estaba pasada – la pequeña asintió

- El caso es que no las dejare solas de nuevo, quizás la próxima vez me encuentro la casa en ceniza –

- Que se quede la tía Santana – grito la pequeña emocionada

- Ven para acá – su hija se acercó, comenzó a quitarle la ropa llena de lodo – ustedes tres sin supervisión, es imposible – envolvió a la pequeña en su bata de dinosaurio – en la cocina te deje unas galletas para que cenes, termino con mamá y te baño –

How long will I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora