Rehabilitación

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Comenzaba un ciclo nuevo, donde ya me encontraba en tercer grado de secundaria, para mí suerte ya no tenía tan mala fama, aunque la gente me veía mal, algunas de estás personas seguían sin piedad para destruir lo poco que quedaba de mí.

¿Tanta luz tenía ahora que les impide a ellos ser felices?

Ellos seguían y seguían manchando mi nombre ante el mundo, recibía los peores mensajes, bromas telefónicas, esas publicaciones de redes sociales y señalamientos en la calle.

No sabía de donde sacar tanta fuerza para seguir adelante, estaba agotada de llorar cada noche, de tocar esas cicatrices qué me hacían recordar todo. Sin embargo, cada noche volvía a recordar la promesa que me hice.

Aunque fue difícil dejar de autolesionarme lo fui logrando, las marcas se fueron borrando cómo los recuerdos también.

Poco a poco la gente se acercaba para conocer mi historia, para interrogarme, ellos decidían si ser mis enemigos, o mis protectores.

Al saber por todo lo que pase, ellos me defendían cada vez que mi nombre aparecía en una página, con malos comentarios, fue una sensación que me hizo sentir protegida, me ayudaron, fueron cómo mi escudo para que yo siguiera avanzando en mi vida.

Tras esto conocí a Mari una chica increíble, claro es mayor que yo, me defendió en su perfil social contra todos, tuve la fortuna de hablar con ella en persona.

Platicamos y su seguridad me hizo sentir que nadie me lastimaría nunca más, ella era cómo ese ángel guardián, aquel que es capaz de salvarte de todo, ella hizo posible que yo fuera cambiando, me hizo ver todo lo que hacía mal para remediarlo, sus palabras tan sabias, su corazón tan puro, ese amor de persona que se queda grabado en mi mente, me da calma.

La escuela no era nada fácil, no tenía amigos al principio del ciclo pero conocí a una chica bastante interesante llamada Wendy, a lo largo del tiempo se convirtió en mi confidente, a ella nunca le importo lo qué la gente dijera de mí, estuvo para todo, me dio consejos, compartíamos grandes secretos, los más íntimos.

Siempre me hizo sentir especial y sobre todo querida. Nuestros gustos son demasiados diferentes a ella le encanta el rock mientras a mí el rap, lo que más me gustaba de su amistad es que ve las cosas desde otra manera, aunque todo este mal, siempre está con una sonrisa. Es bastante hermosa, aunque ella no lo crea así, a pasado por mucho igual que yo, estábamos conectadas por la inseguridad de cada una.

A lo largo del ciclo fui teniendo más amigos, así cómo relaciones con chicos que al final de todo no valían la pena, a mi corta edad tenía mucho por descubrir.

Las terapias me ayudaron muchísimo, me metí a diferentes actividades para distraerme un poco de ello. Elimine mi antigua cuenta y bloquee a todos aquellos que me hacían la vida imposible. Borre todos mis archivos multimedia, decidí cambiar mi aspecto cambiando el color de cabello así mismo también me lo corté, decidí hacer más ejercicio y alejarme de las redes por un tiempo.

Sin darme cuenta, poco a poco me fui relacionando con tres chicas increíbles Fernanda, Lupita y Fátima.

Fernanda una niña super aplicada al estudio, buenos sentimientos, amable, muy bonita, gran jugadora de voleibol y no tan dispuesta a conocerme porqué tuve una relación con un chico que aún no superaba.

Lupita una niña super acá, bien bonita, con una gran personalidad, grandota, inteligente, medio fresa al parecer, pero no, es muy buena onda.

Fátima, una niña fría de sentimientos, gustos alocados, inteligente, con gran talento para dibujar.

Nuestra amistad fue avanzando a través del tiempo, empezaron a contarme sus cosas, me sorprendió que Fernanda dijera que anteriormente tenía una mala imagen de mí pero, sin embargo, al tratarme no soy nada de lo que dijeron.

Ese pensamiento es tan cierto, de que la gente siempre tendrá perspectivas de lo que eres, a través de comentarios de la gente, pero nunca descubrirás si es cierto por tu propia cuenta.

Ellas poco a poco me regresaron más confianza, salíamos a fiestas juntas, conocí a sus familias. Sin darme cuenta aunque Lupita y Fer eran mis amigas, Fátima era mi mejor amiga salíamos juntas, iba a su casa, comíamos yogurt, me hacía dibujos realmente bonitos. Me sentía tan feliz de haberla encontrado después de todo ya no me sentía tan sola, lentamente fui descubriendo ese lado, que casi nadie lo había visto. Ese lado cariñoso. Sin duda estaba muy feliz, por nuestra amistad, por tenerla a ella.

Mi batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora