¿Qué le paso?

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—¿Vos que me miras?—criticó la rubia echa una rabia.

—La cara de perro asustado —dijo, sin pensarlo, Carolina.

—¿Me estas llamando perra?. —preguntó la rubia con la boca abierta de la impresión.

—Si te queda el saco... te lo regalo. —dijo la muchacha con una sonrisa y se retiró de la habitación.

Vio a Agustín salir de habitación con su chaqueta.

De seguro iba a salir, y ni siquiera había recibido un gracias de parte de él, pero bueno que se puede esperar de una persona tan frívola como él.

La joven, bajo las escaleras y lo vio subirse a su auto y perderse de vista, seguramente a despejarse de todo lo que paso recientemente.

Carolina fue hacía la cocina, donde había dejado a Sole, la niña se encontraba comiendo un helado de fresas, lo más tranquila.

—¿Esta rico el helado? —preguntó Carolina entrando a la cocina.

—Si, ¿Me lo puedo llevar a mi habitación? quiero comerlo mientras dibujo.

—Está bien, vé. —autorizó ella.

La niña salió de la cocinan, y la joven se quedó sola, saco una manzana del canasto y se sentó a comerla.

Domingo. O8:3O de la mañana.

La joven empleada, se levantó, aunque no se encontraba de buen humor, en realidad se sentía sola en la casa. Se paró de aquella cama a darse una ducha para luego ponerse su vestimenta, salió de la habitación rumbo a la cocina, se sentó en una de las sillas y tomó su desayuno, una llamada telefónica la saco de sus pensamientos, sacó su celular del bolsillo y contesto.

Vía teléfono.

—¿Bueno? —contestó ella.

Carolina ¿Como estas? —preguntaron del otro lado de la línea.

—Bien mamá ¿Y tu como estas? —preguntó la muchacha, mientras mordía su tostada.

—Hija, necesito que vengas al hospital —mencionó la madre de ella con desesperación.

—¡¿Que paso?! —preguntó ella dejando la tostada de lado.

—Tu hermanita sufrió un ataque cardíaco y no se encuentra bien —expresó su madre.

—¡¿Como?! —dijo en un grito —¿¡Como esta!?, ¿¡Que le están haciendo!?... Mamá contesta por favor no te quedes callada.

—Se encuentra mal, está en estado de coma —explicaba la madre, mientras a Carolina se le cristalizaraban sus ojos —Los médicos están haciendo lo posible. Por favor Carolina, tu hermana de necesita.

—En un momento estoy allá.

Colgó el teléfono y se levantó de aquella silla corriendo, salió corriendo de la casa y tomo un taxi en las afueras. A los 10 minutos ya se enconyraba en el hospital.

—Buenos días señorita, busco la sala de la paciente Lucy Cleveland —le dijo la muchacha, a la chica de administración.

—Pasillo 26, sala 8. —respondió la amable la chica.

—Muchas gracias —dijo ella.

Corrió por los pasillos, hasta que encontró en el número 26 y se topó con su madre sentada en las afueras de la sala número 8.

—Por fin llegas —dijo su mama levantándose de su asiento y abrazando a su hija —Tengo miedo Carolina.

—Tranquila mamá... —la abrazó de vuelta —Ella es fuerte y sé que se recuperará, no puede hacernos esto. No puede —deshizo aquel abrazo mientras lágrimas recorrian sus mejillas —¿Quien esta con ella?.

—El doctor, él saldrá en un momento. —¿Como hiciste para salir de esa casa? —preguntó.

—Nada, estaba desayunando y solo salí, estaban durmiendo todavía —respondió ella.

Un médico de edad avanzada, salió de la sala con un papel en las manos, su vista de desvió hacia donde estaba Carolina con su madre.

—¡Buenos días! —saludó el médico.

—Buenos días, ¿Como se encuentra mi hermana? —pregunto Carolina un tanto nerviosa.

—La pequeña se encuentra mejor, cuando salga de aca traten de no tenerla encerrada todo el tiempo, eso hace que su organismo se agite y junto con ello se agita su corazón y provoque un ataque cardíaco —detallo en médico.

—Okey, ¿Pero ella se encuentra despierta? —preguntó la madre.

—No, esta consciente, pero ahora esta durmiendo —respondió el medico —Ahora con permiso, pero tengo otros deberes.

—No se preocupe —dijo Carolina.

Carolina se encontraba sola con su hermana en la sala, su madre había ido a tomarse un café, tomaba de su mano y hacia suaves caricias en ella, mientras la pequeña dormía.

Las ganas de llorar eran inmensas, asi que no aguantó y lloro, ese llanto que demostraba, tristeza, rabia, amor hacía su hermana, preocupación... Eran todo tipo de sentimientos mezclados. Estuvo por lo menos 3 horas con ella, hasta que se dijo a si misma que era hora de volver a la casa de los Bernasconi, se había ido sin avisar y le esperaba un tirón de orejas de parte de cada uno, se miro en un pequeño espejo y arreglo su cabello, tenía los ojos, rojos, se notaba a leguas que había llorado tres horas, salió de la sala, se despidió de su querida madre para luego tomar un taxi rumbo a la casa.

Sintió tanto miedo de perder a su hermanita, sintió que no ha aprovechado el tiempo para realmente estar con ella, pero todo lo que estaba haciendo, la ayudaría a ella, trabajaba para poder comprarles cosas y pagar su rehabilitación, que se tendrá que suspender por un tiempo mientras ella se recupera completamente de aquella crisis en su corazón.

El taxi se detuvo en las afueras de la casa de los Bernasconi, entró y votó unas cuantas lagrimas para luego limpiarlas, dar un suspiro y entrar completamente a la casa, entró por la puerta trasera que daba a la cocina, no había nadie, y luego fue a la sala, y se encontró con Agustín, Sole y Kendall desayunando felizmente, habían preparado el desayuno ellos mismos, ellos al instante la miraron, dándose cuenta de la presencia de ella en la sala.

Solo Eres Una Empleada |AGUSLINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora