Nuevas Esperanzas.

3.8K 290 57
                                    

│47│

No era necesario ser adivina para darse cuenta del cambio de actitud de Agustín. A lo mejor estaba molesto o enojado, quién sabe. Podrían ser tantos motivos que lo llevaran a ese cambio.

—Bueno. —mencionó ella en un suspiro.

Francamente ya le estaban hartando las actitudes de él, se estaba convirtiendo en un caso perdido y le daban ganas de renunciar al trabajo.

Quería llorar, tenía muchas emociones en su pecho, un leve nudo en la garganta que tenía ganas de sacarlo. Sin embargo, mentalisó que tenía que ser fuerte.

Se dirigió a la cocina por el jugo de naranja que el joven Bernasconi le pidió, cuando quisó depositar el jugo, paso a traer el vaso, y este cayó al suelo, quebrándose, llena de rabia tiro todo lo que se encontraba en la mesa, desde un canasto lleno de frutas, servicios, y otros objetos más.

Sentía rabia, tristeza, sentía todo, y quería tirar todo eso. Las cesantes lágrimas corrían por sus mejillas, se hizo un leve corte en el brazo, necesitaba desahogarse, tirar todo lo malo, vaciar todo el coraje, la tristeza que tenía en sus adentros.

Posó su espalda en la pared lisa de la cocina y dejo resbalar su espalda poco a poco, en llantos, cayó delicadamente al suelo, las lágrimas no paraban. Abrazo sus piernas con sus brazos dejando esconder su rostro entre ellas.

—Carolina —Una cálida mano toco su hombro, pero ella no levantó su rostro, no quería que la vieran así — Carolina ¿Qué te pasa? —preguntó esa voz que reconoció inmediatamente, como no conocer la voz del hombre que ella odiaba y amaba a la vez —Carolina por favor me estas asustando... —él se agacho y tomó los brazos de ella para poder mirarla, estaba mal y no entendía por qué. —Vení.

La ayudo a ponerse en pie, y en cuanto los dos tuvieron parados, Agustín pensó que lo mejor en ese momento era abrazarla y así lo hizo, muchas veces le habían dicho que el mejor remedio para hacer calmar a una persona que se encontraba llorando era abrazándola. —¿Por qué lloras? —preguntó Agustín con cierto noto de preocupación.

—Por nada... —respondió la chica, al momento en que un sollozo escapaba de sus labios.

—Siempre cuando dicen por nada, es porque es por mucho... —le dijo él, mientras daba tiernas caricias en el cabello de ella, podría haber perdido las esperanzas pero ¿Por qué no volver a tenerlas? —Me gustaría que por una vez en tu vida pudieras confiar en mí y contarme que es lo que verdaderamente te pasa. —Agustín la tomó del mentón haciendo que ella la mirara directamente a los ojos.

—Son cosas que vos no vas a entender. —articuló ella con pesadez —Cosas personales.

—Entonces esas cosas personales te deben tener muy mal, como para que estés así... —dijo separándose un poco.

—Si, un poco —secó sus lágrimas aunque también quería seguir abrazada y permanecer cerca a él; en sus brazos se sentía protegida, querida, estando con él, simplemente con él.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Agustín, regalandole una pequeña sonrisa.

—Sí, ya me siento un poco mejor —respondió ella, miró a su alrededor, percatandose del desastre que ella misma había ocasionado —Debo ordenar esto —mencionó la muchacha con las mejillas sonrojadas por la vergüenza.

—Lo vamos hacer juntos —dijo él.

Sus miradas se interconectaron, y no pudieron decirse más, solo sintieron como los labios del otro se acoplaban a los suyos.

Agustín la tomó de la cintura, ella por su parte rodeo el cuello de él con sus brazos, tratando de acercarlo más a si; logrando así, dar más pasión a ese maravilloso beso.

Sus labios se movían con lentitud, disfrutando cada uno de los movimientos, de sus sabores. Agustín apego más a Carolina a su cuerpo, las nuevas esperanzas volvían a resurgir en su interior, en su corazón.

••••

Capítulo de hoy. :)

•TEMPRANÍSIMO•

°^AHRENO^°

Solo Eres Una Empleada |AGUSLINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora