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Queridoya noamigo mío

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Hola querido —ya no— amigo o ¿enemigo? mío,

Es gracioso como a este punto no sé cómo llamarte, y mi cabeza ha estado doliendo desde hace mucho por eso, pues sé que no debería estar escribiendo esto. Pero aquí me tienes, junto a toda mi mísera, como hace tanto, escribiéndote una carta ¿Qué tonto que se esté repitiendo esto, verdad?

Tampoco sé cómo empezar esto. Aunque ya lo hice. Acaso debería preguntar "¿Cómo has estado?". Considero sería algo absurdo, pues lo más seguro es que me estés odiando. Odiando como en algún punto creí yo podía hacerlo contigo.

Dios, aún sigo preguntándome cómo es que llegamos a esto. La respuesta está en nosotros, lo sé, pero ya es un poco tarde para estar ahondando en cosas que son difíciles de procesar, o debe ser que estoy tan casado de tanta mierda como tú, ¿no es así, Eren?

Los días en ese lugar en el que estás deben ser un asco, seguro ya no eres ni la sombra de lo que fuiste, pero una parte de mi sonríe de satisfacción al imaginarlo. Esa oscura e insistente parte de mí, vengativa y muy hija de puta que me impulsó a sofocarme en tu búsqueda para acabar con todo lo nuestro hace ya cuatro años atrás, la misma que te apuntó y sonrió al verte caer, agonizando como una rata que hambrienta ha devorado el veneno que por su osadía cultivó. Pero es tan pequeña, tan ínfima que siempre termina aplastada por la parte tonta e ingenua que te quiso tanto durante mucho tiempo.

Lo sé, soy un revoltijo de emociones, todas de tonalidades blancas y negras que al final terminan en gris. Estoy tan confundido, lleno de sensaciones que no deberían estar allí, ajenas a mí, sensaciones que son debido a ti.

Eren, ¿Por qué aún sigues dañándome? ¿Por qué no puedo tan solo olvidarte y enterrarte en el pasado?

Oh joder, no sabes cuantas noches y días me he torturado en buscar la manera de hacerlo, pero siempre vuelve esa imagen tuya, esa de aquella silenciosa noche en la que al fin te encontraron para ponerte frente a mí, y tus ojos me vieron con tanto dolor, arrepentimiento, y ¿amor?, sí, ahora sé qué era eso —pues era esa misma mirada que en nuestros días buenos me dedicabas—, y fue la razón por la que toda mi determinación tembló en aquel entonces e hice toda esa estupidez de salvar tu vida, amenazando la mía para que al final terminaras encerrado, sufriendo mis penas. No quería que todo terminara así, pero las vueltas de la vida para nosotros fueros esas y solo toca aceptarles.

Sabes, siempre fui débil ante ti, ante tus acciones y tu mirada. Y aún lo sigo siendo. Por eso lo nuestro no se ha podido ir, por eso jamás se fue.

Me gustaría tener el poder o alguna máquina mágica para devolver el tiempo, regresar a los días pasados, y quedarme en los veranos que: comiendo un helado, uno junto al otro, compartíamos la tonta manía de ir y quedarnos durante horas bajo los girasoles de la granja de los Tybur, para que nos cubriera de esa estela dorada que parecía que el cielo era una mezcla de agua y oro. Pero es imposible, y el dolor de saberlo, es inescrutable.

Fue hermoso y terrible todo lo que nos unió y separó, ojala pudiéramos perdonarnos en algún punto de nuestras vidas, vernos a los ojos —sin importar los monstros que nos persiguen y habitan en nosotros—, y regalarnos una sonrisa y continuar.

Querido-ya no-amigo míoWhere stories live. Discover now