El trono

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Cada que una corona se coloca,

cada que la seda se transforma en oro,

cada que los conquistadores creen obtener algún tesoro,

surge una paz que a la gente vuelve loca.

No se necesita del poder o el control total,

se requiere de elegancia y valentía.

No es necesario parpadear y ver de la vida algo fatal,

sólo se necesita del rey y su caballería.

La reina nos libre de que esté maldito,

que no se requiera de ninguna cruz, sea verdad o mito.

Para creer basta con la simpleza de la verdad,

para creer se necesita saber el grado de la maldad.

Es imposible descubrir sus secretos,

las joyas talladas no se obtienen de las ramas.

Los plebeyos y la humildad se hincan ante las damas;

pobres aquellos que piensen que en el trono se sentirán completos.

pobres aquellos que piensen que en el trono se sentirán completos

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La metodología poética del espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora