Anna

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¿Recuerdas tus zapatos manchados?

Es maravilloso pensar en el mismo parque de ayer.

Sé que diluir mi orgullo es mi deber.

Mis ojos ahora deben sentirse tan avegonzados.



¿Recuerdas esa vez que mentiste por mí?

Me lastimaba tu cambio, pero ahora entiendo mi equivocación.

Oh Anna, me lamento de no haber bailado contigo.

Eras lo que nunca pensé, tan hermosa y fui tu enemigo...

No creo que haya sido superficial, de hecho, te menciono en cada ocasión.

Prometo que me alejaré, me desconectaré de ti.



Querida Anna, escucha mi silencio en el cine.

No era por una charla de caras desgastadas,

eran mis ganas, mi emoción por volver a verte.

El error más grande es convertirte en una posesión, en tenerte.

No cabe duda de mi cobardía para querer revivir experiencias pasadas,

pero me quedé, me fui, pero lo importante es que por algo vine.

La metodología poética del espírituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora