El verano caía en la ciudad sin compasión alguna. Quienes podían y tenían suerte se colocaban bajo un árbol para refrescarse. Para los que el tiempo resultaba primordial el sol les regalaba unos cuantos rayos que hacían su caminata mucho más agotadora. En pleno medio día la temperatura rozaba la máxima esperada, haciendo que la ropa de verano no sea suficiente para combatir el calor.
–Ya te dije que más tarde voy a ir, Jackson –aseguró sin dejar de caminar, intentando que los rayos del sol no dieran con sus ojos.
–Está bien Mark, deberías dejar de ser tan idiota –rió desde el otro lado de la línea para luego cortar, evitando que su amigo pueda contestarle con alguna agresión.
Guardó su teléfono mientras se recordaba mentalmente que debía golpear a Jackson, siempre lo dejaba con las palabras en la boca. Acomodó su mochila en el hombro y resopló, el calor estaba haciendo de su camino habitual una real tortura. Ese día había comenzado demasiado mal. Un aviso llegó a su puerta notificándole el atraso de tres meses de alquiler, como si él no lo supiera. Intentando olvidar el mal sabor de boca que le había dejado la amenaza de desalojo quiso prepararse un omelette para comenzar el día con energía, pero no había huevos en ningún rincón del departamento. Ya con la furia atorándose en su garganta decidió tomarse un té para calmarse, hasta que el timbre de la entrada hizo que apretara sus dientes. Antes de abrir la puerta colocó la mejor sonrisa que podía salirle en ese momento.
–Su perro hace mucho ruido.
Absorbió las palabras de su vecino de enfrente. Cerró los ojos durante unos cuantos segundo, sabiendo incluso que haciendo eso tampoco lograría que ese hombre se fuera.
–Durmió toda la noche, señor Tom. No escuché que hiciera ningún ruido –aclaró con toda la paciencia que podía sacar de su cuerpo.
–A las dos y diez de la mañana ladró cinco veces –acusó.
–Seguramente fue por el ruido del ascensor.
El señor lo miró durante unos segundos, luego dio media vuelta y desapareció dentro de su departamento. Mark observó con cansancio esa puerta, la misma escena solía repetirse varias veces a la semana. La única diferencia era la cantidad de ladridos que el vecino decía escuchar. Su perrito Max era odiado con profundidad por ese hombre desde el día en que lo había adoptado. Cerró la puerta y observó el interior de su hogar, tenía que limpiar. Caminó hasta llegar a la cocina y se sirvió un vaso con agua, hacía menos de una hora que se había levantado y ya se sentía agotado. Su celular vibró antes de que pudiera beber.
«Necesito que vengas, te espero en cinco minutos» Leyó mentalmente para luego confirmar de quién era el mensaje, su jefe.
Quiso dar su cabeza contra la encimera, pero prefirió conservar la calma por un rato más. Salió de la cocina y tomó su mochila. Más tarde debería limpiar ese departamento, resultaba difícil de ver. Buscó a Max y se aseguró de que tuviera suficiente alimento y agua para unas cuantas horas, más tarde debería sacarlo a pasear un rato.
Continuó caminando mientras observaba las tiendas a su alrededor, hacía mucho tiempo que había comenzado a realizar el mismo trayecto. El estudio de baile donde daba clases a pequeños y grandes se convirtió en el único lugar al que iba. Algunas veces visitaba a Jackson, pero eso había comenzado a disminuir con el tiempo. Por eso su amigo le exigía continuamente que pasara a verlo y así poder distraerse de su trabajo. Las excusas eran diferentes en cada oportunidad, pero ya habían pasado tres semanas desde la última vez que había visto a su mejor amigo. Sabía que si iba a verlo lograría demostrarle que estaba bien y tranquilo, teniendo así unos días sin las llamadas de un Jackson preocupado por él. Se limpió el fino sudor que comenzaba a sentirse en su frente y aumentó su ritmo para llegar más rápido y resguardarse de los rayos del intenso sol.
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Just me (Mark Tuan -GOT7)
أدب المراهقينLa mente en blanco y la respiración tranquila. Sólo él y la música, su única guía. Cuando un sueño está al alcance de la mano nada ni nadie importa. Todo se vuelve un obstáculo. No hay tiempo para relajarse, tampoco para sentir. Sin otra cosa por l...