Introducción

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"Deberíamos enamorarnos mutuamente de la persona que deseamos. Aunque muchas veces esas personas no nos corresponden. Mi caso, como tal. Pero, bueno, puedo decir que ella sí me quiso o al menos eso parecía, antes de..."

- Ya basta, no puedo seguir pensando en ti, Olivia. Sequé mis lágrimas y paré de escribir.

A nadie podía engañar, esa chica fue la luz que cambió mi vida; Pude ver cómo pasaban las horas y era momento de empezar mi amarga vida universitaria otra vez, pero, sin ella.

Decidí alistarme y entre tantas prendas, decidí ponerme la camisa negra que ella me regaló, con los pantalones que mejor le quedaban, nunca imaginé que llegara a vestir de una forma tan rebelde, pues siempre fui un excluido por la sociedad y vestía como un abuelo. Tomé mis cosas y las llaves del auto, la segunda cosa que amaba, mi cadillac rojo, podía ser un abuelo, pero mi carro era el mejor de la universidad, era el único carro clásico y para mí era el mejor...

Todo me recuerda a ella, el camino, los árboles, el parque, las tiendas, todo, pues pasábamos el resto del día por toda la ciudad, aún podía sentir su hermoso cabello volando por el aire mientras ella cantaba por las mañanas cualquier canción.

- ¡Fíjate imbécil, pudiste matarme! 

Gritó un ciclista mientras yo frenaba el carro en el semáforo. Pensar en ella me mantenía bien, pero estaba mal... Al llegar a la escuela supe que no podía dejarme caer, era mi último año, ya era alguien, ya había marcado huella, no era un alma más, era Víctor Hudge, "el corazón de la literatura", sonaba ridículo, pero eso era. Mi apasionado gusto por la poesía y la escritura me llevaron a grandes logros dentro de la escuela, puesto que era de las pocas personas que ponía en alto el nombre de la escuela en esos concursos. Mis buenas notas y mi frikismo hicieron que me apodaran así. Incluso me siento más apuesto que los chicos de Fútbol. En fin. Fue lo único que hice bien.

Al poner un pie en la puerta de la escuela, supe que nada era igual, pensé mientras me tapaba la cara para evitar a los periodistas y reporteros. Por más popular que pareciera, sabía que no era nada bueno por lo que estaban ahí...

-Y bueno, aquí es como empieza todo.

OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora