Braam

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Durante la noche mi subconsciente no dejaba de pensar en el ataque, ahora todo estaba claro, ya sabía quienes habían sido, mi madre quería que presentara cargos o que hablara con el señor Farrés para que él hiciera algo ante eso, lo cual yo no haré jamás; Braam habló conmigo durante el camino a la escuela y él sólo vio cuando me dispararon. Explicarle a Braam quiénes eran esas personas fue difícil, pues no quería usar palabras incorrectas.
Mi madre aún creía que era por Olivia y quizá puede ser cierto. Spunki siempre me odió por tener a Olivia y por tratar de alejarla de esas malas influencias.
Spunki estuvo enamorado de Olivia durante mucho tiempo, pero ella nunca cedió, ella sabía que era alguien peligroso y tenerlo de pareja iba a ser peor.

Al llegar a la escuela, me despedí de Braam y de mi madre, iba a pasar por nosotros a la salida, al parecer Braam igual era un chico callado y tímido o al menos esa impresión tenía de él.

Cuando llegué a la primer clase, algunos de los chicos que ya estaban dentro del aula me miraron, pues aún tenía marca de los golpes y tenía que usar el cabestrillo por una semana aproximadamente.

-Hudge, ¿Quién te ha dado tu merecido?

-El mismo que te lo daría a ti por imbécil, Stewart.

Sólo oí como todo el mundo se reía por el comentario que le hice, Stewart es el payaso del salón, lo odio.

-Venga, Hudge, habla, ¿Qué te ha pasado?

-Me golpearon, Roos.

Roos era una chica que nunca se burló de mí durante estos años, parecía tener mal humor siempre, me agrada en cierto punto.

-¿Al menos pudiste defenderte? 

-No, yo no pude, quedé pasmado.

Poco a poco todas las personas del salón prestaban atención a lo que contaba, eran una especie de "comunicólogos".

-¿Y sabes quién fue? Debiste hacer algo al respecto, hermano.

-Logan, es una pandilla que me quiere hacer daño, supongo que "hacer algo" es arriesgarme más.

Stewart estaba a punto de hablar cuando llegaron los sospechosos de mi ataque y de la muerte de Olivia o como ellos se decían a sí mismos: "The Masters". Estaba compuesto por: Alex Stanford, Lucas Gregory, Johan Wilson, P.J y Spunki. Sólo tres de ellos estudiaban, P.J y Spunki no.

-¡VÍCTOR JAY HUDGE! ¿Sigues vivo?

-Aunque te duela, Alex.

-Al menos yo no salí golpeado.

-No sé qué da mas asco, si tu comentario o tú.

-Hola, Roos, así que ¿Tú serás la nueva Olivia de Víctor? Cuenta la leyenda que las deja muertas.

-¡Buenos días! Tomen sus asientos y por favor, Alex, deja de ocasionar conflictos, basta con tu presencia en el aula. Si quieres decir comentarios subalternos te recomiendo salir de aquí.

¡BINGO! El maestro Milo había oído todo y le calló la boca a Alex, obviamente todo el salón se reía de él, fue perfecto. Al salir de la clase, me di cuenta que tenía un módulo libre ya que el profesor Norris no se había presentado. Decidí ir al salón del maestro Whaters, ya que él y yo teníamos algo de qué hablar. Cuando llegué a su salón él estaba ahí limpiando la pizarra.

-Creí que sólo era una tarea y que me apoyaba. Ahora todo el mundo me ve y me señala, ¡No es justo! ¿Cómo se le ocurre hacer eso? 

-Víctor, yo no lo veo mal, era para que todos vieran que eres inocente, gracias al caso de Olivia, se están haciendo reportajes y se está protegiendo del tráfico de drogas a las universidades. 

-A mí eso no me interesa, cada persona es responsable de lo que hace ¡Yo confié jodidamente en usted!

-¡Cálmate, Víctor! Todos te veían mal porque tú estuviste ahí cuando ocurrió eso, ahora saben que no eres tú. Ya sal de aquí. 

Me di la vuelta y le susurré que era un infeliz, lo cual comienzo a pensar que es cierto, porque no encuentro una razón lógica para que haya publicado eso, es cierto que tienen a las Universidades bajo la lupa, todo el tema del tráfico de drogas y del uso de armas, había conmocionado a la gente, pues no había ocurrido algo así.

La escuela se tornaba un poco aburrida en estos tiempos, a inicios de año nunca había eventos en nuestra facultad, así que no necesitaban escritores o directores por el momento. El día había pasado rápido y ya era hora de salir, así que me encontré con Braam en la entrada de escuela y como niños pequeños esperamos a mi madre.

-Hey, Braam. ¿Cómo ha ido tu día?

-Nada fuera de lo normal, ya sabes, deberes, música, gente rara y eso.  ¿Y a ti?

-Igual, sólo que yo no llevo música.

-Eres como mi hermano gemelo perdido.

-Vaya que sí. Es raro que nunca nos hayamos topado.

-Soy nuevo en Tuinbouwstraat, me mudé estas vacaciones. Igual jamás te había visto en el campus, solemos ir a los mismos eventos, acaso ¿No actúas?

-No, para nada. Yo soy de escribir o dirigir ciertas obras, no soy de actuar. ¿Tú tocas?

-La pregunta ofende, ja. Toco el violín y el piano, aunque amo el piano más que el violín, estoy en la orquesta, siempre me convocan a los eventos, soy bueno en lo que hago. 

-¡Increíble! Quizá ya te haya visto tocar. 

-Es lo más seguro. Mira, ya llegó tu madre.

Conocer a Braam es increíble, no deja de asombrarme, es  muy inteligente, pareciera ser el primero de la clase, lo podría llamar amigo incluso. El camino se me hizo aún más corto platicando con Braam, al llegar a casa le pregunté si tenía cosas qué hacer, en caso de no tener podríamos pasar un rato en mi casa o incluso salir. Él accedió y sólo pasó a su casa a dejar sus cosas, cambiarse y buscar ropa para la tarde. mi madre tenía que ir a ver la pastelería y ocuparse de la casa, así que nos dejaría solos. Pasé un buen rato con Braam, vimos algunas películas, jugamos algunos vídeo juegos y ordenamos pizza. 

-¿Tienes un segundo nombre?

-No, para nada. Braam Van Houten, holandés de inicio a fin. ¿Tú sí?

-Sí, es Jay. Mi nombre es muy largo, así que sólo ocupo mi primer apellido, el segundo es Dekker.

-¡Vaya! sí que es largo.

-Demasiado. Braam, ¿Por qué no tienes auto?

-Pues mi padre me dio a escoger casa o carro, obviamente preferí vivir sólo.

-Pero ¿Sí sabes manejar?

-Por supuesto, mi padre me prestaba su carro y ahí aprendí, aparte cuento con mi licencia.

-Pues yo aún no puedo manejar, así que te confiaré mi auto, ¿te parece? Me da demasiada pena cuando mi madre me lleva a la escuela, así que si tú sabes manejar, podemos ir a donde sea. 

-Me parece increíble, entonces, ¿Qué esperas, viejo? Arréglate.

-Braam, no suelo tener amigos, pero, tú me agradas demasiado.

-¡Qué coincidencia! yo tampoco suelo tener amigos.

Subí a cambiarme y Braam se cambió en el baño de abajo, aún no teníamos idea de a dónde íbamos a ir, pero si de algo estaba seguro era de que me la pasaría increíble con él.

OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora