"-No me olvides nunca Bonnie.
-No lo haré."
Las voces de dos niñas vuelven a resonar en mis sueños.
Me despierto y un escalofrío recorre mi espalda, me muevo en la cama buscando el calor de Marcie, pero no lo encuentro y recuerdo que ya no está. Hace varios días que se fue y no sé nada de ella.
Miro la hora, las 7:55. Suspiro y me levanto de la cama dispuesta a verla hoy sea como sea, aunque tenga que ir hasta la mismísima puerta de su casa.
-Un momento... - murmuro
¡Claro! Sé dónde vive, salió el tema en una conversación.
Me dirijo al baño para quitarme el sueño de encima y despejarme, estoy tensa porque será la primera vez que salgo de casa después de aquel... incidente.
Una vez duchada y vestida me preparo para salir, agarro un espray de pimienta que me compró Marcie por precaución, aunque no creo que lo use ya que me enseñó bastante defensa personal.
Ya estoy montada en un taxi, me tomó un tiempo hacerlo ya que me angustiaba pensar que el taxista me fuese a hacer algo.
Hago el viaje hasta la calle de Marcie con temor en el cuerpo y cuando me bajo siento que un peso se me quita del cuerpo, pero al darme la vuelta y ver el aspecto del barrio en el que me hayo uno mayor se instala en mi pecho.
Realmente no se ve horrible, no está lleno de basura ni la gente que camina por la calle tiene parece llevar una navaja escondida, pero las paredes de establecimientos y edificios están pintadas de grafiti y un parque que alcanzo a ver está destrozado, no se ve ni un sólo columpio en pie.
Comienzo a andar por la calle mirando hacia todos lados y apartándome de cada persona que pasa por mi lado, cuando llevo unos 50 metros recorridos veo la moto de Marcie aparcada al lado de un árbol, entro en el edificio que está a su lado sin saber realmente si ése sería el sitio correcto. Miro en todos los buzones esperando encontrar el nombre que busco, y para mi alivio lo veo escrito. Pone: "Marceline Abadeer, 3°C."
Sonrío y empiezo a subir las escaleras, en ese momento comienzo a pensar en qué le voy a decir realmente cuando la vea, no lo he pensado ya que vine por impulso. Cuando me quedan 5 escalones para llegar al tercero me paro, ¿Y si no quiere saber de mí? Tengo la tentación de salir corriendo hacia mi casa, pero ya estoy allí y había hecho un gran esfuerzo, así que termino de subir las escaleras y me acerco a la puerta.
Levanto la mano para llamar pero al posarla veo que la puerta se abre sola y me asusto. ¿Por qué Marcie se dejaría abierta la puerta?
Entro sin saber lo que me voy a encontrar y lo primero que veo es un botellín de cerveza en el suelo al lado de una caja de pizza vacía.
Sorteando los objetos me adentro en la casa y observo que el salón no se encuentra en mejor estado. Veo ropa tirada por los sofás y restos de comida basura esparcidos por la mesa. También encuentro varias botellas de alcohol y temo por todo lo que parece haber bebido.
Sigo andando y piso algo que suena a papel, levanto el pie y veo que es una foto rota, la recojo del suelo y al mirar mejor me sorprendo. En la foto se ve reflejada una yo más pequeña. Se nota que la foto es antigua porque empieza a amarillear, pero el corte es reciente. ¿Qué hace Marcie con una foto mía de cuando era pequeña? En la foto se aprecia que estoy abrazando a alguien, pero no se ve quién porque justo se rompió entre las dos personas.
De repente oigo un ruido y me pongo en guardia, escucho un gemido proveniente de alguna otra habitación. Hurgo en mi bolso sacando el espray de pimienta y me adentro en la casa.
Alguien se estaba moviendo y cuando asomo a una habitación me encuentro de golpe con una figura alta. Grito del susto y aprieto el espray rociando a la otra persona con el contenido y al instante se escucha un aullido de dolor. Abro los ojos y veo que es ella.
-¡Oh dios mío! ¡Lo siento! No sabía que eras tú, la puerta estaba abierta y pensé... - digo angustiada dando excusas.
Ella corre hacia al baño y empieza a mojarse la cara para quitarse la pimienta de los ojos, probablemente tenga que ir al médico.
Cuando para de echarse agua, y parece estar mejor, me mira con sus ojos más rojos de lo normal y con una mueca entre el enfado, la sorpresa y la confusión, parece estar debatiéndose entre qué preguntarme primero.
-¿Qué haces aquí? - pregunta al fin.
-Estaba preocupada, no coges mis llamadas ni respondes mis mensajes, aparte, te echo de menos en casa.
-¿Y por eso me tienes que disparar un montón de pimienta picante en la cara? - su mirada luce molesta.
Suspiro.
-Tu puerta estaba abierta y temí que te hubiese pasado algo, y al aparecer delante de mí sin que me lo esperase me entró el pánico y simplemente... presioné.
Su mirada no cambia durante unos instantes, pero suspira y se frota los ojos. Hasta ese momento no me había fijado en su aspecto, parece demacrada, tiene ojeras bajo los ojos y el pelo revuelto. Su camiseta está llena de manchas y no lleva nada en los pies.
La miro sin saber qué decirle, ella me mira y tampoco dice nada, bajo la mirada y pronuncio las dos únicas palabras que me salen.
-Lo siento...
La oigo suspirar.
-Ya lo sé, princesa.
Princesa... echaba de menos a horrores que me llamase así y siento ganas de abrazarla, pero me contengo y cierro los puños con fuerza. En ese momento me doy cuenta de que aún llevo la foto en la mano. Desde que la vi tengo la sensación de que algo en mí se activa y alguna cosa ya olvidada lucha por salir al exterior sin éxito. Quiero preguntar por qué ella tiene una cosa así, pero prefiero no hacerlo.
Sale del baño y la sigo al salón. Miro a mi alrededor una vez más y me fijo en cosas que antes no vi. Un calcetín en la televisión, los bordes de una pizza tirados en el suelo...
Veo que ella me mira y se sonroja.
-Normalmente no suele estar así...
-No pasa nada.
-Te ofrecería algo pero me temo que solamen...
-¡Lo siento! - la interrumpo soltando lo que tenía rondando por la cabeza de hacía rato - Lo siento ¿vale? Siento si te he dado falsas esperanzas, si te he dado a entender que te quiero como más que una amiga. Pero no es así, es verdad que te quiero mucho, pero no de esa forma, tienes que entenderlo. Me duele mucho estar sin ti, pensar que me odias, ya me habías besado aquella vez y...
De repente paro y pongo ambas manos en mi boca al ver la cara de sorpresa de Marceline y me doy cuenta de lo que dije.
-¿Que yo te besé?
-Sí... el día que me llevaste a la discoteca, cuando llegamos a mi casa me besaste... no te lo dije porque no sabía que dirías.
Ella hunde su cara en sus manos.
-Madre mía que vergüenza...
-Entonces... ¿me perdonas? - digo titubeante no muy segura de querer saber la respuesta.
Ella suspira y me mira.
-Claro princesa.
Empiezo a sonreír con unas palabras a punto de salir de mis labios, pero antes de que pudiese decir nada ella dice una cosa que hace que sienta el corazón en un puño.
-Pero me quedo aquí.
En ese momento se me congela la sonrisa en el rostro.
-Da igual. - Aunque no dejo de sonreír se que ella sabe que me ha dolido. - Lo importante es que está todo arreglado.
En realidad, ahora mismo es lo que más me importa.
-Oye... tengo que recoger todo esto...
-Oh sí, por supuesto, ya nos vemos otro día.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. La historia sí.
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¿Recuerdas?
FanfictionUna serie de acontecimientos cambiarán la vida de Bonnibel Bubblegum, una brillante joven de 22 años, sobre todo la entrada de la atractiva Marceline Abadeer, con la que tiene un comienzo un tanto confuso ya que parece saber algo sobre Bonnibel que...