Capítulo 14

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Estoy con la mosca detrás de la oreja con el tema de Keila, estoy completamente segura de que a esa chica le gusta Marceline. Voy tan inmersa en mis pensmientos y mi enfado está aumentando de tal manera que sin darme cuenta al entrar a casa pego un portazo que hace temblar las ventanas.

-¿Bonnie? - Marceline me mira con una mezcla entre preocupación y algo parecido al miedo.

En ese momento noto mi ceño fruncido y mi mandíbula apretada. Respiro hondo y suelto el aire de golpe. Intento relajarme, pero en mi cara de todas formas se nota la lucha entre los celos y mi conciencia que dice que son amigas y que no puedo pedirle a Marcie que se aleje de ella.

-Bonnie, ¿estás bien? - trata de volver a entablar conversación conmigo.

-Sí, bueno, puede... - suspiro - Más bien no, no muy bien.

Cuando ve que reacciono viene hacia mi y me abraza pegando mi cabeza a su pecho.

-¿Ha pasado algo que te haya molestado?

Separo la cabeza y la miro con una ceja levantada. ¿De verdad pregunta? Como no se me nota...

-Sí, me parece que le gustas a Keila... - cuando las palabras salen de mi boca veo que puede que lo que digo no tenga ningún tipo de fundamento.

La cara de estupefacción de Marceline y su risa que estalla dos segundos después me lo confirman.

-¡No te rias! - le doy un golpe en el brazo enfurruñada.

-Pe... Pero Bonnie, ¿no te has fijado en lo que has dicho? - dice sin aire de reirse y pasando sus manos por los ojos retirando las lágrimas que empiezan a asomar.

-Ya se que suena estúpido, pero realmente me ha dado la sensación, ¿vale? - me cruzo de brazos y pongo una mueca entre enfado y tristeza.

-A ver cielo, Keila es mi mejor amiga desde que nos conocemos, creo que me hubiese dado cuenta desde hace mucho tiempo si le gustase... Esa chica no sabe cómo fingir.

Las palabras de Marceline me relajan un poco y mis hombros se destensan dejando mis brazos caer hacia mis costados. Miro a mi preciosa novia con un poco de inseguridad todavía, pero una sonrisa de medio lado que me encanta hace que deje el tema a un lado, ¿Qué más da si a Keila le gusta o no Marceline? Lo importante es que ahora está conmigo.

Me estiro perezosamente, sacudiendo la somnolencia del cuerpo que se te queda nada más despertar. Oh Dios, es tardísimo, pero no me extraña, si amanecía cuando Marceline y yo nos fuimos a dormir. Desde que estoy con ella no hay día que nos metamos en la cama a una hora decente... Bueno sí, en la cama nos metemos, pero no precisamente para dormir.

Me levanto y encuentro a Marcie en la cocina haciendo la comida, esto me recuerda al primer día que durmió aqui... Ha pasado tanto tiempo de eso, y sobre todo, tantas cosas. Sonrío mirandole recordando todo esto cuando me nota apoyada en la puerta y una chispa aparece en sus ojos. Wow, esta chica si que me ama...

-Buenos días preciosa, ¿qué tal has dormido? - me abraza por la cintura y me da un ligero beso.

-Muy bien, estaba tan exhausta que caí redonda - le lanzo una mirada sugerente que le hace soltar una carcajada.

-Pervertida - me revuelve el pelo y termina de preparar la comida, pasta, ¡genial!

-Oye Marcie - digo con la boca llena - he estado pensando, te has pasado en mi casa prácticamente todos los días y tu casa está abandonada. Y había pensado que... bueno que si te mudases aquí no tendrías que estar pagando el alquiler de allí teniendo en cuenta que no usas el piso.

¿Recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora