Capítulo 4: Café amargo

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Estaba aburrido agitando su café mientras escuchaba como Jessica y sus demás compañeras cuchicheaban sobre los chismes de la oficina. A él no le interesaba, a menos que escuchará el nombre de Hyukjae en ellos, lo cual le parecía extraño, aún no habían hecho mención de él en esos dos días.

Todos ya se habían enterado de los amoríos del delgado y con buen porte de su compañero. Lo extraño era que aún nadie le había preguntado por su experiencia con él. Claramente ni Hyukjae ni él habían mencionado nada sobre su cita y demás encuentros a comer que habían experimentado. Al menos eso lo relajaba.

Dio un sorbo a su taza, pero de inmediato notó el poco sabor a café que tenía; a él le gustaba amargo. Sin decir una sola palabra se puso de pie y fue a la pequeña sala que compartían con otros departamentos. No había nadie dentro, aunque tampoco le importaba. Con un hondo suspiro preparó la bebida como lo deseaba.

-Me pregunto por cuánto tiempo más piensas hacerme la ley del hielo.

Escuchó a su espalda y sabía perfectamente de quién se trataba, por ello no respondió. Hyukjae suspiró cansado y se colocó a su lado.

-Donghae, necesitamos hablar ¿Qué es lo que está sucediendo?

Sin mirarlo aún, probó su café, estaba en su punto. -Si con hablar te refieres a follar... Eso puedes hacerlo con cualquiera.

Sorprendido por el veneno que el menor había soltado, lo tomó del mentón obligándolo a mirarle. -¿De qué estás hablando?

Donghae titubeó al mirarlo, no sabía cómo enfrentarlo sin poner de por medio todo lo que sentía. -L-lo que he dicho. Ya puedes tacharme de tu lista, a fin de cuentas ya has obtenido lo que querías de mí, no hay razón para que nos sigamos viendo. -Recriminó apartándole la mano de un tirón. -Es mejor dejar las cosas como están.

El ceño de Hyukjae se frunció en preocupación. -Yo jamás dije algo como eso.

-A veces no son necesarias las palabras. Adiós.-Respondió con frialdad. Tomando su taza dio un par de pasos para salir, sin embargo la voz del más alto lo detuvo.

-Per-permíteme ser tu amigo... Por favor.

¿Amigo del gigoló de la oficina? Le parecía imposible. Giró para responder un rotundo "no" mas no pudo atacarlo como deseaba, los ojos del mayor lucían realmente tristes y sinceros. Carraspeó mirando la pared y parpadeando nervioso, su corazón era débil y bondadoso. Tuvo que pensarlo mucho, sin embargo se rindió.

-Está bien... Pero no habrá más sexo entre tú y yo, Hyukjae.

No escuchó respuesta, solo pudo sentir como era tomado entre los fuertes brazos del mayor como si la vida se le fuera en ello. Sin ser brusco se alejó y regresó a su puesto de trabajo, no quiso mirar de nuevo, no podía creer que hubiera accedido a mantener una amistad con Hyukjae, era terrible fingiendo no tener algún interés en él.

El resto de la tarde pasó entre el trabajo y su auto flagelación mental al haber aceptado ser amigo de la persona que más le ponía en el planeta.

Trató de concentrarse en su trabajo, cosa que le resultó muy difícil. Estaba perdido.

Antes de salir, recibió un mensaje en su móvil.

"Te invito la cena ¿Nos vemos en la entrada?"

Su corazón se aceleró y después dolió ¿Acaso nadie le había hablado a Hyukjae sobre ser sutil? Aún no se sentía para nada contento. El sentimiento de traición era de los peores que había experimentado. Solo quería tiempo para pensar.

"No puedo"

Fue su respuesta. Salió de ahí lo más rápido que pudo e incluso se fue por la salida de emergencia, no deseaba encontrárselo, lo conocía lo suficiente para saber que lo esperaría en la entrada principal.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2019 ⏰

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