Küssen | Oushitsu Kyoushi Haine | [Heine x Leonhard]

12. A kiss on the hands

Había pensado en los posibles escenarios cuando decidió llevar al joven príncipe con él, después de todo a veces actuaba como un gatito asustado si estaba en un lugar que no conocía.

Para su suerte este reacciono mejor de lo que esperaba, al parecer podía controlar mejor sus nervios cuando se lo proponía realmente.

El problema en cuestión en aquella pequeña casa alejada totalmente de la gran capital y del palacio era el tema de la cocina... por más ilógico que sonara.

Heine sabía cómo cocinar perfectamente y también conocía los riesgos de esta, en cambio Leonhard no lo sabía, por eso se le había hecho muy fácil decirle que lo ayudaba, cabe decir que no acepto un no por respuesta.

No dejándole otra opción al pelirrojo más que aceptar su ayuda.

—Ay... arde ¿Sabes?— reclamó el joven en cuanto hizo que introdujera la mano a un pequeño traste con agua.

—Lo sé, pero debe de aguantarse— respondió mirándole de reojo, el rubio tenía los ojos un tanto cristalinos, eran indicios de que en algún momento comenzaría a llorar.

En cuanto el joven se había quemado con un poco del agua que habían hervido, no pudo reprimir un pequeño quejido al mismo tiempo que con su otra mano se cubría la palma de esta para abrazarla contra su pecho, inmediatamente Heine se acercó.

—Está bien, no es nada grave— dijo regresando su vista a la herida, observó por un momento como sobre la blanca piel había aparecido una marca roja signo de la misma quemadura.

Escucho como el joven soltaba un pequeño suspiro pesado, en vez de ayudar había terminado haciendo una tontería. Definitivamente eso lo hacía sentirse mal.

—Todavía le ardera un rato, así que déjela un rato quieta— verlo con esa expresión de tristeza provocaba que el corazón del pelirrojo se estrujara por un momento.

Heine saco la mano del joven de agua, observo como los dedos de este eran igual de delgados que los suyos, pocas veces se ponía a observar aquellas manos que le gustaban.

Sin más y con suma delicadeza beso la zona que se encontraba roja.

—Así estará mejor— murmuró.

Leonhard asintió lentamente con una sonrisa en el rostro y con las mejillas empezando a teñirse de rojo, aquello había hecho que su corazón diera un vuelco.