Küssen | Oushitsu Kyoushi Haine | [Heine x Leonhard]

16. A kiss on the neck

Varias veces se habían encontrado en aquella posición.

Sentados en la cómoda cama del tutor, abrazados. En realidad el pelirrojo tenía la espalda recargada en el pecho del joven, como si de una almohada se tratara.

Los brazos de Leonhard se encontraban por debajo de los del otro, rodeando su pequeña cintura, dejando caer ligeramente sus manos en las piernas de este. Era una posición bastante cómoda y relajante.

Aunque a Heine le costaba relajarse cuando estaban así, no se terminaba de acostumbrar a tenerlo tan cerca y no era que se sintiera incomodo, simplemente se ponía nervioso.

Le ponía nervioso no poder ver su rostro y saber que pasaba por la mente del rubio, también el hecho de sentir su respiración contra él. No podría decir si se terminaría de acostumbrar algún día.

— ¿Qué pasa?— preguntó Heine al ver y sentir como el príncipe tomaba entre sus manos una de las suyas y la empezaba a observar en total silencio.

—Nada... tan solo observo— contestó recargando el mentón en el hombro izquierdo de su compañero, empezando a delinear cada una de las líneas de la mano.

—Sabes que la necesito— se removió un poco para poderle mirar aunque sea un milímetro, trataba de recordarle que tenía un libro que trataba de leer, más no lograba concentrarse del todo así que lo terminaba dejando por momentos. Claro que eso no se lo diría.

—Pensé que ya lo habías dejado— tenía los ojos entrecerrados y había dejado de jugar con la mano del pelirrojo, más no la había soltado. —Además es tarde ¿No hace daño a la vista leer con escasa luz?

— ¿Dónde escuchó eso?

—Una vez me lo mencionaste— Leonhard sabía que decir eso era como usar sus palabras en contra, o que al menos así sonaría. —Y no puedes negarlo— dejo de recargar su mentón, en cambio recargo una mejilla.

Heine contuvo un momento la respiración. Los labios del joven tocaban suavemente su cuello. Cosa que definitivamente logro ponerlo nervioso más no dijo nada.

Muy pocas veces se creía incapaz de decir una palabra sin titubear en el momento, esta situación era una de esas veces. Así que se quedó inmóvil por varios minutos hasta que este cambiara de posición...

Lo cual tardo bastante, haciendo que se tuviera que olvidar de su libro esa noche.