Küssen | Oushitsu Kyoushi Haine | [Heine x Leonhard]

14. A kiss on the forehead

Por décima vez en los treinta minutos que había transcurrido, el tutor volteo a ver al joven de cabellos rubios. Se encontraba con la cara reposada en una de sus palmas cerrando los ojos constantemente.

— ¿Seguro que no tiene sueño?— inquirió tomando otra hoja que se encontraba en el escritorio, estaba revisando algunos apuntes

— ¿Eh?... no, simplemente cerré los ojos por un momento— respondió frotándose los ojos. —No tengo sueño— repitió tratando de sonar convincente, a pesar de sonar prácticamente dormido.

—Podría irse a descansar, no tiene que quedarse aquí esperando.

—Te digo que no tengo sueño— replicó con cierta molestia, la cual fue interumpida inesperadamente por un bostezo.

Por un momento había pensado que cuando el joven termino con sus deberes que le había dejado en la clase, este se retiraría a su habitación al parecer se había equivocado pues se quedó acompañándole.

Debes en cuando al príncipe le gustaba quedarse a observarlo, simplemente le gustaba verlo como ponía toda la atención en aquellos papeles; cada gesto, cada movimiento los observaba con detenimiento. No podía decir que sabía que significaba cada uno, ya que nunca le interrumpía, pero si podía descifrar algunos.

Podría decir que aquel montón de papeles que tenía sobre el escritorio era lo más ordenado que había visto que el pelirrojo tuviera, y la palabra ordenado quedaba grande.

Parecía que nunca perdía nada, al parecer si sabía dónde estaba cada cosa en su desorden.

—Príncipe— la voz de Heine hizo que despertara, no se había dado cuenta en que momento había empezado a quedarse dormido, ni tampoco en qué momento se había plantado el contrario a su lado. —Vaya a descansar— con estas palabras poso sus suaves labios en la frente del joven, como si se tratara de un beso de buenas noches.

—Está bien— susurró adormilado parándose del asiento para dirigirse a la puerta. —Buenas noches, Heine.

—Descanse.

En cuanto Leonhard cerró la puerta detrás de él dirigió una de sus manos hacia la parte donde el pelirrojo le había besado. Ahora ya no estaba muy seguro de poderse dormir rápido pues su corazón se había acelerado.