—Debes enviarla a New York, no podemos seguir haciéndonos cargo de ella, igual es una molestia para ambos, y lo sabes Elena— escuchaba atentamente y escondida detrás del sofá las palabras que salían con repulsión por la boca del que pensé durante dieciséis años era mi padre
—Si no tenemos dinero tan siquiera para mantenerla, ¿como rayos tendremos dinero para enviarla a New York, Zach?— la poca esperanza que quedaba en mi se esfumó cuando escuche a mamá contestarle
—Marvin me ofreció una gran cantidad de dinero a cambio de que le entreguemos a Alice, la llevara gratis y vivirá en su prostíbulo hasta que le sea inútil allí— una lágrima se deslizó por mi mejilla lentamente siendo derribada de allí ferozmente, me obligue a mi misma a se fuerte y a salir adelante, no dejaría que un bastardo pusiera sus sucias manos en mi
