El gran hombre se quitó del miedo dejándome ver el interior de la sala, habían niñas de todas las edades, supongo que todas venían engañadas y tenían en su cabeza la idea del "reformatorio", me sentí expuesta cuando la mirada de todas se dirigió hacia mi, automáticamente mire hacia el suelo, Zach me dirigió hacia una pequeña oficina en la cual fui obligada a ingresar, atrás de la mesa se encontraba un hombre de unos 35 años sentado escribiendo en un computador, en el momento en que sintió nuestra presencia dirigió toda su atención hacia nosotros
—señor Marvin, está es Alice, la hija de Elena, y la que enviaremos al reformatorio en Nueva York— pude ver la cara de confusión de Marvin que inmediatamente fue reemplazada por una de total maldad mientras sus ojos eran dirigidos hacia mi, me moví incómoda en mi lugar y mis ojos se concentraron en una pequeña imagen del niño Dios que había en su escritorio, irónico
—hola Alice, soy Marvin, el dueño del reformatorio en Nueva York— sonrió con gracia, yo no respondí y mis ojos se mantuvieron en la imagen queriendo creer que esa era mi única salvación
—saluda Alice— gruño Zach con rabia—perdone usted es muy rebelde y odiosa— sonreí sin una pizca de gracia
—en el reformatorio aprenderá a ser una niña completamente sumisa a los mayores; a las buenas o a las malas— una sonora carcajada salió de sus labios mientras un escalofrío pasaba por toda mi espina dorsal
—espero que sea así— Zach y Marvin se miraron y estallaron en carcajadas llenas de malicia, yo simplemente miraba la pequeña imagen del niño Dios
—bueno, puedes irte, tú hijita queda en muy buenas manos— Marvin me miro de arriba para abajo muy detenidamente y por segunda vez en este día sentí asco de mi misma; deseando ser invisible
—¿pórtate bien eh Alice? No queremos que nadie salga lastimado— susurro cerca de mi oído mientras agarraba bruscamente mi cabello
Zach salió de la habitación y eventualmente de mi vida, dejándome completamente sola y a mi suerte con un hombre que no conocía de nada y me causaba cualquier tipo de escalofríos, no levante mi vista, no quería ver como me miraba detenidamente con sus ojos malvados
—y dime Alice, ¿qué edad tienes?— sentí que me hablaba pero no le respondí, ni tan siquiera lo mire—TE ESTOY HABLANDO, MALDITA PERRA—gritó con completa rabia y me dio una cachetada que nunca se me olvidara en la vida, ni Elena ni Zach me habían golpeado tan fuerte en mis dieciséis años de vida, una lágrima se resbaló por mi mejilla, y me contuve de echarme a llorar ahí mismo, frente a mi nueva peor pesadilla
—o aprendes a hacer caso, o te irá peor, tú te tendrás que acostumbrar a mi, porque yo nunca me acostumbrare a ti— me levanto la cabeza agarrándome del mentón para que lo mirara a los ojos—ahora responde mis malditas preguntas, ¿cuantos años tienes?— me soltó bruscamente, y volví mi mirada al suelo
—di... dieciséis años— tartamudee solamente por que por primera vez sentía miedo de alguien
—MIRAME A LOS OJOS CUANDO ME ESTÁS HABLANDO—volvió a gritar amenazadoramente y temblé por unos momentos, levante mi vista y lo mire a los ojos
—así te vez hasta más bonita, haciéndome caso—me acaricio el cabello como si fuera un juguete, y supongo que eso éramos, así era como este hombre trabajaba; con el dolor y abuso de niños inocentes
Pensé en todo lo que me rodeaba, sentí lástima de mi misma por todo lo que me esperaba en un país que no conocía, sentí lastima de mi misma porque mis propios padres me odiaban, quise estar muerta en ese mismo Segundo, somos un globo lleno de emociones en un mundo lleno de alfileres, y a mi me habían roto hace ya mucho tiempo
—siéntate por allá, el avión sale en 10 minutos, y llévate tu sucia maleta de aquí—le hice total caso sin tan siquiera mirarlo, la mejilla me ardía del golpe de hace unos segundos, y no quería ser golpeada de nuevo
Cuando entre a la sala de espera, mis ojos se detuvieron en una chica en especial, estaba completamente asustada mirando hacia todos lados sin entender nada, era unos años menor que yo y entre sus manos tenía un osito de peluche que estrujaba en su pecho como si su vida dependiera de eso, a su lado estaba un chico prácticamente de mi edad, mirándola completamente preocupado y acariciando suavemente su cabello y diciéndole que todo estaría bien, que solo era un reformatorio lejos de casa, sonreí con tristeza, porque no iríamos para ningún reformatorio, iríamos a un prostíbulo, donde todo tipo de persona se podría aprovechar completamente de nosotros al pagar una gran suma de dinero.
Un chico de unos 27 años entro a la sala y nos contó a uno por uno, suponía que era uno de los secuaces de Marvin, cuando terminó de contarnos se dirigió a la oficina de Marvin y cerró la puerta de un portazo, jamás imaginé que mi primera vez montando en un avión fuera en una situación cómo está, estaba completamente presa del pánico y sentía que ya no tenía control sobre mi propia vida, sobre mi propio futuro, un pequeño nudo se me hizo en la garganta y sin poder aguantar más empecé a llorar en silencio sentada en el suelo, y tapándome el rostro con mis manos, sollozaba con rabia de que mi vida cambiara tan radicalmente, obligada.
—¿estás bien?— sentí una voz masculina que se sentaba a mi lado y temblé una vez más—oh, tranquila, yo no te haré daño, soy un amigo—cuando lo mire estaba sonriendo, era el chico que había estado mirando unos minutos antes, y al lado de él, se encontraba la niña con el peluche en sus manos, por alguna extraña razón me transmitieron confianza
—Mi nombre es Zoe, y mi hermano Alex dice que solo iremos a un reformatorio lejos de casa, que no tenemos porque preocuparnos—la pequeña niña me habló cuidadosamente como si tuviera miedo de que en cualquier momento me fuera a romper, dirigí mi mirada hacia el chico, sus ojos eran de un azul impresionante y su cabello era totalmente negro, me devolvió la mirada y me sonrió con tristeza
—si Zoé, un reformatorio— Alex miró hacia otro lado y sonrió con tristeza, el lo sabía, y imaginada que yo no lo sabía, simplemente no quería que su hermanita pequeña se diera cuenta hacia donde nos dirigíamos realmente—prometo que te protegeré siempre Zoé—su hermano le susurro en su cabello y le beso la frente, supongo que ser querido se sentía bien
Sonreí enternecida por la escena y Alex me miró y me sonrió con la misma tristeza de hace unos momentos
—Hola, Yo soy Alexander, pero puedes llamarme Alex— me tendió la mano y me sonrió amablemente
—hola, yo soy Alice— le sonreí como pude y le tendí la mano la cual fue estrechada por la suya
—y yo soy Zoé, ¿quieres ser mi amiga?—metio su pequeña cabeza entre su hermano y yo, y me sonrió
—claro que si— le sonreí enternecida y ella me abrazó fuertemente, no sabía qué hacer, pero puse mis brazos alrededor de su cuerpo, abrazándola de vuelta
El momento se rompió cuando Marvin salió de su oficina con el mismo aire de malvado y enojado y nos grito mientras nos dirigía hacia lo que suponía yo era el avión, Zoé tomó la mano de su hermano y abrazó a su oso, Alex agarró el equipaje de su hermana y el de el mismo y esperó a que yo me pusiera de pie y agarra mi pequeño equipaje, para caminar al lado de estos dos
Nos montaron en el avión y a mi lado estaba Alex cargando a su hermanita, yo me recargue hacia la ventana pensando en que a partir de este momento, mi vida cambiaría totalmente
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HEY PEOPLEEEEEE!Un nuevo capítulo de esta historia, espero que les guste mucho xx