Prólogo

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Boston, que me esperará en esa misteriosa ciudad, totalmente desconocida para mi.

Aunque, en sí, no conozco mas afuera de Toronto, Canadá, mi ciudad natal, lugar donde pensé y planeaba vivir el resto de mi vida, donde vivirían mis hijos, y los hijos de mis hijos.

Claro, esto cambio ayer.

Y es que debí esperar este cambio radical, cuando mi mamá encontró otro trabajo, despues del abandono de mi padre.

Mi madre era una mujer poderosa, por no decir empoderada, siempre buscó darme lo mejor, aún después de que ese hombre que me dio la vida nos abandonó.

O tal vez es por eso, por la que se me hace tan difícil irme, irme de este lugar donde pensé que estaríamos los 3 juntos, por siempre.

Recuerdos de cuando era niña en las pistas de hielo a campo abierto en Toronto me llegaron a la mente, recuerdos que no tarde en borrar pues me hacían sentir como una persona débil, como una persona que se dedicaba a vivir en el pasado, y esa no era yo.

Mi padre fue el primer hombre en lastimarme, en demostrarme que las palabras bonitas no valían más allá hasta que no se les respaldara con hechos.

"Nada es para siempre Sandra" esas fueron las palabras de mi madre, un día después de que mi papá se fuera de nuestras vidas sin ninguna explicación.

Nada es para siempre Sandra, nada, ni siquiera tú.

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