Cabe recalcar que no me gustan las fiestas, nunca me han gustado, no es mi tipo de ambiente, tampoco soy de las que prefieren quedarse a leer un libro mientras lluvia cae en mi ventana, pero si que prefiero quedarme en casa, salir no es lo mío, ni a fiestas ni a ningún lado que requiera verse presentable y quitarme los pants grises con los que ando por mi casa felizmente.
Recuerdo cuando tenía 6 años, y mis papás se empeñaban en hacerme fiesta de cumpleaños, todos los años sin falta, pero yo nunca estaba presente, irónico que la cumpleañera no estuviera presente en su fiesta de cumpleaños, pero en mi defensa puedo decir que siempre les dije a mis padres que no quería una fiesta, y aun así decidían hacérmela.
Yo prefería estar en mi cuarto, encerrada jugando con mi plastilina (era muy fan de la plastilina a mis 6-7 años), hasta que mi madre subía a bajarme a rastras para al menos estar presente cuando cortaran el pastel.Pero sin importar que tan poco me gustaran las fiestas, ni que tan introvertida era (o soy), aquí me encuentro, apunto de entrar a la casa de los Green, sintiendo como retumba toda la casa y hasta afuera por el volumen tan alto de la música, eso si que me gusta, la música, pero a niveles moderados, no que parezca que entrare a la casa y me reventaran los tímpanos en un segundo.
Y es aquí donde la idea de regresar a casa no me parece tan loca, ni tan exagerada viendo la cantidad de personas que se encontraban tan solo en la parte de afuera de la casa.
Y como si me leyera la mente, mi amiga castaña me grita-¡Ni creas que te vas a ir, acabas de llegar, date la oportunidad de conocer a los más guapos de BostonSky!-
Mi primer pensamiento al entrar a la casa es "este lugar está repleto de gente, no sé como pueden bailar todos amontonados", como podrán haber adivinado, tampoco soy fan de bailar, pero disfruto de ver a otros hacerlo, ya sea por admiración o por morbo y para burlarme, ver a gente disfrutar de la música me complace de sobremanera, y aunque ahora no sabía como pasar entre la gente que se amontonaba frente a mi, seguía siendo un placer culposo.
Sin embargo, como toda una experta, July logra llevarme hasta la cocina, donde se encuentran su hermano, y un grupo de amigos que ya había visto en el instituto; una chica pelirroja, un chico moreno y unos gemelos, he de decir que no los había visto por el Instituto, y que sorpresa por que no son del tipo que pasan desapercibidos.
-Al parecer no era broma cuando mi hermana me dijo que vendrías- me dijo Alexis mirándome incrédulo, como si no creyera que realmente estuviera ahí, se que no he sido la persona más sociable pero, no creo que pueda parecer imposible que yo me apareciera por aquí tan solo unas horas.
Alexis... por qué tenía que ser tan, ¡Alexis!
-¿Que tal si nos presentas a tu linda amiga?- dijeron al unísono los gemelos, muy lindos por cierto, y de pronto la promesa que me hizo al llegar a esta ciudad retumbó en mi cabeza, no más Sandra tímida e introvertida, eso tenía que cambiar ya.
-Chicos, ella es Sandra, es nueva en la ciudad- July gritó lo suficientemente alto como para que la escucharan debido a la intensidad de la música.
-Soy Marlize, pero llámame Mar- dijo la chica pelirroja, que ahora tiene nombre.
-Yo soy Oliver, llámame Oliver, o si gustas Olly- siguió el chico moreno.
-Yo soy Giovanni, y mi gemelo que ves allá sirviéndose un trago es Christian- dijo uno de los gemelos, que lo único que los distingue es el color de su pelo, uno marrón (Giovanni) y el otro negro azabache.
-Bueno, basta de presentaciones tontas, ¡es una fiesta chicos, vamos a bailar!- dijo con bastante emoción mi amiga
¿Crees que sea buen momento para mencionarle el hecho de que NO sabes bailar, Sandra?, hablo mi pequeña y chillona voz interior.
Y por mucho que me desagrade la idea de estar de acuerdo con ella, (lo cual nunca lo estoy), tiene razón, no recuerdo la última vez que hice el intento de mover rítmicamente estos dos pies izquierdos, pero de algo estoy segura es que fue un fracaso.
-Eh, July, yo iré a servirme un trago, los alcanzo en la "pista" en un momento- y aunque dudo que me haya escuchado, asintió y siguió caminando para el centro de la casa, por lo que yo me dirigí hacia la barra para poder tomar algo, el calor se estaba haciendo presente.
Claramente no alcanzaría a nadie en la pista, entrar ahí es como entrar a mi muerte, y que todos me vean bailar es como condenarlos a morir junto a mi.
-¿Te sirvo algo, preciosa?- sacandome de mis pensamientos, esta uno de los chicos deportistas, lo sé por su chaqueta, ¿es que todos usan esas chaquetas, como en HSM?
-No gracias, estaba buscando el baño- segunda mentira de la noche, y parece que cada vez me vuelvo más experta en esto, cuando tienes que convivir con adolescentes supongo aprendes a mentir mirando directamente a los ojos.
-Te acompaño, sirve que conozco más a la chica nueva, y bastante preciosa- dijo sin dejar de mirarme de arriba hacia abajo, como si de un crítico de moda se tratase y yo fuera el objeto a criticar (o en este caso a halagar).
-No, gracias de nuevo, solo indicame dónde está- y por primera vez, el chango esté empezó a usar su casi nula capacidad mental, entendiendo que no estaba interesada, me indicó el camino hacia el baño de la planta alta, pues según el, el de la planta baja estaba hecho un asco.
Empiezo a caminar hacia las escaleras, pues no tenía ni una pizca de ganas de continuar con esa conversación.
Sin mucha dificultad entro al baño, hago mis necesidades, reviso mi celular pues he estado completamente desatenta a las llamadas, aunque no era necesario pues no tengo ninguna, así que decido lavarme las manos, arreglar mi peinado y salir.
-Vaya, vaya, pero si no es la princesita que se negó a que la acompañara al baño, verás- ¿me ha seguido hasta acá?- no necesito tu consentimiento, soy el Rey del Instituto, y tú, vienes siendo una simple plebeya, así que harás lo que yo diga- ¿es que estos cavernícolas nunca se cansan o qué?
-Creo que estás muy lejos de ser el rey, Marcus, pues que no se te olvide que el capitán del equipo, sigo siendo yo- grito una voz que por fin reconozco, aunque me da el mismo disgusto de escuchar.
Alexis.
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Sin Buscarte
Teen FictionNueva casa. Nueva colonia. Nueva yo. Nueva vida. Mi vida siempre fue monótona, el mismo barrio, las mismas personas. Nunca salí de ahí, mucho menos lo tenía planeado, pero, aún así, aquí me encuentro, en otra ciudad, otros rumbos, cero planeacione...