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La luz del sol iluminó el ambiente y aunque hubiese podido seguir durmiendo todo el día, por lo relajado que estaba, abrí los ojos con la única intención de comprobar que lo que había ocurrido la noche anterior no había sido un sueño. 

Una sonrisa sardónica y ridícula se me dibujo en la cara cuando me encontré completamente desnudo enredado entre las blancas y suaves sabanas de la cama de Alicia, pero se me borró todo rastro de felicidad al no verla a mi lado. 

Me volteé de mala gana sobre el colchón, gruñendo en protesta por tener que levantarme y porque su encantadora presencia no estuviera en los alrededores, pero recuperé el ánimo cuando encontré una nota sobre la pequeña mesa de noche que estaba a un lado de la cama.

"Tarde al trabajo... ¡OTRA VEZ! Pero hoy es TÚ culpa, me entretuve mirando como dormías

¿Sabes lo encantador que luces con los ojos y la boca cerrada?

¡Te veo cuando regrese!

Postdata: ¿Puedes ir a la tienda por mí?

¡Lista y dinero en la mesa! ;)"

Con la nota entre mis dedos, me fue imposible no imaginarla hecha un desastre, corriendo por toda la habitación sabiendo que llegaría tarde al trabajo y eso me hizo soltar una carcajada. ¿Sabe lo hermosa y encantadora que es ella? No llego ni siquiera a acercarme a eso. Desde la primera vez que la vi supe que era especial, pero ahora que estaba plácidamente envuelto entre sus sabanas, disfrutando del placer de haberla hecho mía hace unas cuantas horas, sabía que me había quedado corto con el término "especial". 

Definitivamente la quiero conmigo, sea como sea la vida que haya tenido antes de conocerla.

Con la energía renovada, me levanté de la cama, me fui al cuarto de baño y me di una ducha rápida para luego vestirme lo más cómodo posible y así salir de compras. 

Tomé la lista que estaba sobre la mesa y descubrí que necesitaría una buena cantidad de tiempo para obtener tantas cosas, pero no podía molestarme, era lo mínimo que podía hacer por ella después de que me hubiese recibido en su casa y que en ese momento estuviera trabajando para solventar los gastos de ambos.

—Tendrás que conseguir un maldito trabajo —gruñí con la desagradable sensación de tener que tomar su dinero para las compras. No me gustaba para nada sentirme tan inútil y tendría que buscar la forma de solucionarlo.

Salí a la calle pensando en cómo arreglar el problema de no tener una identidad conocida, que seguramente sería todo un inconveniente para conseguir algún empleo, pero mientras caminaba por las calles cercanas en dirección a la tienda, me decidí a pedirle a Alicia que hablara con su jefa en el refugio, quien conocía perfectamente mi situación y que de seguro tendría algo a lo que pudiera dedicarme, que me serviría al menos para obtener algo de dinero y por supuesto estar cerca de mi chica. 

Sí, eso mataría dos pájaros de un tiro.

— ¿Alan? —Escuché de una voz femenina a mi lado, pero hice caso omiso— ¡Alan! ¡Por Dios! ¿¡Eres tú!? —No me di por aludido, aunque curiosamente la voz parecía estar dirigiéndose a mí— ¡Alan Corden! ¡Detente ahí!

La chica parecía realmente sorprendida e incluso escandalizada, así que me detuve, volteé mi cara en dirección a la calle y desde la ventana del asiento trasero de un automóvil increíblemente lujoso color plateado, una mujer de unos treinta años, rubia platinada de ojos marrones y vestida con un elegante y costoso traje azul marino, me miraba impasible. 

Stand by you [TERMINADA ]  #BlueStarAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora