Ella no era para mi.

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Yeri era una niña/adolescente de no más de 15 años de edad cualquiera diría que una niña a su edad solo pensaba en estar con sus amigas, conocer chicos y todas esas cosas de la pubertad pero Kim Yerim no era así a ella no le importaba ni siquiera sus compañeros de clases, a excepción de Joy su mejor amiga que había estado con ella desde que eran unas bebes en los brazos de sus respectivas madres.

Yeri en los brazos de Irene y Joy en los de Wendy.

Estaba más que claro para Irene que su hija era un tanto "especial" por eso la idea de mudarse a una nueva casa con Jin y su único hijo Jungkook le aterraba. No temía porque Jungkook tratara mal a su hija o le fuera a hacer algo todo lo contrario; temía por la salud y bienestar de Jungkook.

Yeri se encontraba sentada encima de la pila de maletas que su madre se había encargado de acomodar mientras leía un libro de lo mas entretenida.

— Yeri, corazón deja de perder el tiempo y ayuda a tu pobre madre a bajar las maletas que faltan el auto no tarda en llegar.

— Tu lo llamas perder el tiempo, yo le digo: Escapar de mi realidad. — Se quejo la pelinegra, aun así obedeció y fue por las maletas.

— Yeri, por favor, coopera un poco. — Irene trató de converserla por milesima vez en ese día. Estaba claro que a Yeri no le emocionaba la idea de vivir en "familia" —

— No necesito una familia, mamá. Estoy bien así.

— Lo se, cariño. Pero de verdad amo a Jin, ¿podrias hacerlo por la soledad de tu vieja? — Irene hizo ojos de cachorrito pero Yeri rodó los ojos — Si lo haces te pago tus clases de Música — Dijo Irene con un tono de molestia, aunque más bien usaba su último recurso.

— ¿De verdad? ¿Lo prometes? — Irene asintió. — Seré la mejor hermanastra e hijastra que este mundo haya visto. — Irene suspiro aliviaba. «una mortificación menos» pensó.

•••

Finalmente estaban aquí. La casa de los Jeon que ahora sería la casa de los Jeon-Kim o tal vez Kim-Bae. Lo discutirían después.

Yeri cargaba en su espalda su mochila negra y caminaba por el largo campus para llegar a la puerta de entrada, siendo seguida por Irene quien casi quería comerse las uñas de lo nerviosa que estaba.

— Mamá, relajate. Si el hombre es como dices que es no creó que tengas de que estar tan preocupada.

La voz angelical de su niña la calmo un poco y mientras esperaba como las puertas se abrían para recibirlas suspiro tomando la pequeña mano de la adolescente mientras esta reía por la actitud siempre tan alerta de su progenitora.

Las puertas se abrieron dejando ver a dos hombres uno vestido con un pantalón de vestir y una camisa rosa, un reloj dorado, cabello rubio y una sonrisa que denotaba su felicidad.
Mientras Jungkook portaba solo unos pantalones negros, una chaqueta de cuero abierta hasta la mitad de su abdomen y una camisa blanca, cabía notar que no estaba muy feliz por la situación, sin embargo, no quería ver a su padre triste por su culpa así que con eso en mente se decidió a resibir a ambas mujeres a su casa.

Cuando se acerco para saludar su mirada se fijo en ella

De estatura baja y piel pálida con suéter negro que cubría gran parte de cuerpo pero no lo suficiente para no ver sus delgadas piernas. Jungkook trago en seco.

— Tu eres... — «¿una diosa, un ángel, mi futura esposa, todas las anteriores?» JK se abofeteó mentalmente para mantener el control.

— Soy Kim Yerim, puedes decirme solo Yeri. —

Jungkook estaba seguro haber muerto y estar viendo un ángel en ese preciso momento. Su idea de aguantar lo más que pudiera a la adolescente no iba a resultar tan difícil después de todo.