AIDEN.
Cuando empecé la universidad mi único objetivo era aprender la mayor cantidad de contenido en la menor cantidad de tiempo posible. La compañía merecía un gran CEO una vez que mi padre se retire, y a decir verdad mi más grande sueño siempre fue ser el orgullo, tanto de la compañía, como de mi papá por mi trabajo en el legado familiar. Por eso siempre tuve en claro mis prioridades. La mayoría de los adolescentes entra a la universidad sin saber que van a querer de su futuro, y con el único objetivo de hacer amigos e ir a fiestas. Pero en mi caso hacer amigos no era algo que buscaba, ya que cuando los tienes suelen ser una gran distracción y toman más mucha parte de tu tiempo. Y las fiestas... Bueno digamos que nunca fui a una fiesta que no sea las que da la compañía, y no tengo intereses de ir a ninguna otra.
De más está decir que una novia no era una opción que parecía inteligente para esta etapa de mi vida. Mi plan siempre fue terminan la carrera, tener un año de trabajo de duro en la compañía y luego conocer a una mujer que vaya con el estilo de vida que llevo. Alguien quien entienda mis tiempos, y prioridades, alguien que venga de cierto ranking social.
Sin embargo cuando la vi todos mis planes cambiaron. Fue ese primer momento en la clase de economía que entendí que estaba equivocado. Economía es una de mis clases favoritas del secundario, es algo que siempre se me dio muy fácil, y aunque ya se la mayor parte del contenido que estaba explicando el profesor nunca tuve problema en escuchar y aprestar atención a sus palabras. Pero en cuanto note a la bella chica, con pelo oscuro y ojos brillantes color miel, concentrada dibujando en su hoja que estaba sentada al lado mío, mi atención solo estuvo en ella desde entonces. No pude evitarlo, tenía que hablarle. Cuando vi que se tomo unos segundos para mirarme y no parecía escuchar lo que hablaba, no pude evitar sonreír, aparentemente le afectaba aunque sea un poco de lo que ella me estaba afectando a mí con esa mirada.
Todos mis planes y prioridades se remodelaron entorno a ella. Las siguientes dos semanas pasamos una gran cantidad de tiempo juntos. Y pacientemente, paso por paso, intente hacerme paso hasta ella. Cada momento que pasábamos juntos, cada vez que conoció otro pequeño pedazo de ella mis sentimientos por ella crecían.
Su pasado parecía trágico y totalmente distinto al mío, pero en lugar de hacerme notar las diferencias entre nosotros, saber sobre lo único que me generaba eran ganas de estar ahí y protegerla para que nunca vuelva a sufrir así, y darle la vida que merece.
Realmente pensé que las cosas iban bien, cuando me dejo tomar su mano, o las maneras que reacciona ante mi presencia y mis caricias. O el hecho de que estábamos pasando tanto tiempo juntos. Por eso cuando una vez más estábamos en la biblioteca estudiando y finalmente entendió un tema que no lograba comprender, ambos nos sonreímos y supe que era el momento para tomar el siguiente paso. No importa que no la conozca hace tanto tiempo, o que aun no sepa todos los detalles sobre su vida y sobre ella en sí, estaba totalmente seguro que quería ser algo más que solo amigos. Y si estaba leyendo bien las señales, ella quería lo mismo. Cuando me incline y tome sus labios en los míos todo parecía tener sentido. Jamás me había sentido así. Un beso nunca fue más que un intercambio de saliva para mí, algo en lo que no estaba realmente del todo tan interesado. No, no soy virgen, ni nada por el estilo. Cuando tenía dieciséis años una de mis compañeras del secundario y yo estábamos estudiando en su habitación y una cosa llevo a la otra... Y pum. Ya no éramos vírgenes. Luego se convirtió en algo que hacíamos cotidianamente. Pero como dije nunca nada me hizo sentir como este beso con Bree. Algo tan simple como el choque entre dos labios no se supone que deba afectarme así. Pero no podía evitarlo, la sensación en mi estomago, la intensidad, y la repentina urgencia de ir a un lugar privado solos los dos.
Pero justamente es porque el beso significo tanto que supe que ella era distinta, especial. Y por eso antes de llegar a ese punto teníamos que tener una cita. Lentamente aleje mi cara de la de ella, aunque tomo todos mis sentidos de autocontrol para lograrlo cuando vi su mirada llena admiración hacia mi supe que valía la pena. Ella valía la pena toda la espera del mundo.
Todo iba tan perfecto, tenía bien claro en mi mente que camino estábamos tomando. Pero entonces su celular sono, y su expresión cambio por completo. Un segundo estábamos ahí, conectados de una manera tan especial e intima, y al siguiente es como si estuviera a kilómetros de distancia. Lo supe antes de que lo diga, se iba a ir. No iba a tener oportunidad para invitarla a una cita, o acompañarla al dormitorio. Se iba a ir, así tan rápido y de repente como la forma en que entro en mi vida ese primer día.
Luego de unos minutos de confusión, finalmente tome mis cosas y corri hacia fuera. Cuando llegue a la puerta de sus dormitorios ella estaba subiendo a una harley de alguien. Puso sus manos en la cintura del hombre como si fuera algo que hiciera todos los días, algo que es totalmente común, que sale de forma natural, sin incomodidad por estar presionada a su espalda o tener sus manos tan cerca de las partes intimas del hombre.
Mi confusión se torno en furia. Quisiera decir que no iba a volver a verla o hablarle de vuelta. Pero sin importar que el hecho de que me abandono después de nuestro primer increíble beso juntos y se fue corriendo a los brazos de un motoquero, y que me dolió más de lo que estoy dispuesto a admitir, no había forma que me pueda mantener alejado de ella. No solo porque no quiera, sino porque no creo que pueda. Increíble que tan vulnerable e idiota se vuelve un hombre por una mujer. Y en tan poco tiempo, sin más.
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Fighting for you
Teen FictionBree Tanner es una chica de un pequeño pueblo en el estado de Texas. Siendo su hogar una pequeña casa-trailer en la peor parte del pueblo, con una madre drogadicta y un padre estafador que falleció cuando ella tenía tan solo tres años, conseguir ami...