I would die for you

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BREE

Conozco todo sobre malos hábitos, sobre mafias, sobre mala gente, sobre hombres malos y peligrosos, sobre adicciones, sobre alcohol, sobre las mentiras, sobre malos orígenes.

Me levanto de la cama y caminó hacia el baño. Me miro en el espejo, y ato mi pelo en una cola de caballo suelta.

Nací en la clase de barrio que la gente teme cruzar, el cual todos evitan. La clase de barrio que de ser necesario pasar por allí, correrías todo el camino hasta salir de él y entonces nunca mirarías a atrás. La gente tiene mucho que decir sobre está clase de barrios y sobre la gente que vive en él. Los prejuicios y miradas hacia mi nunca me molestaron. Viví la mayor parte de mi vida en una pequeña casa trailer en un pequeño pueblo llamado Brecoville en el estado de Texas. Jamás deje que nada me frenase, lo que la gente piense de mi no era algo que me interese. Vivia el día con solo una meta, terminarlo con la cabeza en alto.

Cepillo mis dientes. Y seco mi cara. Luego me saco la colita y suelto mi pelo.

No siempre era fácil. Y no siempre podía sobrevivir mi día sola.

Camino fuera del baño hacia mi habitación me cambio rápidamente y miró al hombre acostado en mi cama durmiendo.

A veces era necesario un poco de ayuda para terminar con la cabeza en alto el día.

Pero supongo que para que entiendan quién soy, quién es él, y que está pasando, primero tengo que ir un poco hacia atrás en el tiempo y contarles cómo empezó todo.

Catorce años atrás...

Me doy vuelta en mi cama, los gritos y ruidos raros de todas las noches vuelven a interrumpir mis sueños. Lentamente abro mis ojos, y tapo mis oídos con una almohada.

Mi madre nunca cumplí el rol de tal, sus adicciones no le permiten preocuparse por nada salvo en sus hábitos. Supongo que en algún momento cuando era bebé cuido de mí lo suficiente como para que hoy esté viva. Pero no recuerdo un solo instante de mi vida en que ella no estaba bajo la influencia de alguna droga. Su egoísmo y desinterés por su propia hija siempre estuvo presente. Incluso tengo mis dudas de que haya frenado de consumir sus drogas durante el embarazo, de todas formas si no lo hizo jamás tuve ningún efecto secundario a causa de ello. Sin embargo si sufrí otro tipo de consecuencias de sus abusos.

Después de que los sonidos finalmente cesan, espero unos minutos, como todos los días, a que mi madre caiga dormida en el sillón y que su acompañante duerma con ella, o se ponga su ropa y se vaya. Cuando camino hacia la puerta de la casa noto que este acompañante no hizo ninguna de las dos típicas opciones.

"Ahí estás." Su voz es dura y seca, y algo en su tono y sus palabras ponen mi piel de gallina y a mis sentidos en máxima alerta.

Quizá soy solo una niña en edad, pero mis experiencias y mis conocimientos sobre la gente, malos habitos, alcohol, drogas y sexos son mayores que la de muchos adultos. Mis encuentros con los acompañantes de mi madre nunca son algo bueno, la mayor parte del tiempo logró evitarlos o escaparme de ellos, pero algo en la postura de este hombre me dice que él no es uno de los típicos encuentros que mi madre tiene para sacarles dinero para sus adicciones. No, este hombre es algo más peligroso. Una mafia, quizá.

"Te estuve esperando." Continúa hablando mientras se enciende un cigarrillo.

Mientras tanto yo miro a mi alrededor por rutas de escape.

"Tu mami pensó que podía pagarme su deuda con un poco de acción. Pero yo no puedo devolver la plata que ella le debe a mi jefe con acción, o ¿si?" Trago saliva, mientras la adrenalina comienza a correr mi cuerpo. "No, no puedo hacer eso. Por eso pensé... Vos tenes la edad justa para entrenarte bien, de manera que en unos años seas una mina de oro para mi jefe. Y... sería un gran mensaje para tu madre."

No se que significan sus palabras pero se que tengo que correr, que nada bueno puede salir de está conversación. El hombre se acerca y yo comienzo a correr, pero no llegó muy lejos ya que él tomó mis brazos en sus manos. Escucho mis gritos resonar en mis oídos mientras intento soltarme. Finalmente pequeños bolitas de goma caen en la cabeza del hombre, con sorpresa sus manos sueltan mis brazos y toman algo de la parte de atrás de sus pantalones. Sin mirar atrás corro hacia el pequeño arbolado que dirige a un lago contaminado. Una vez que llego al lago me siento en el suelo, lágrimas caen por mis ojos. Minutos más tarde escuchó un ruido detrás de mi, intento esconderme detrás de uno de los árboles pero se que ya me vio.

"No tengas miedo, no te voy a lastimar." Dice levantando sus manos a los costados de su cara.

Sin decir una palabra, me quedo mirándolo.

"Soy Beckson, tu vecino. Fui el que disparó las balas de goma con mi arma de juguete al amigo de tu mamá..."

"Mi mamá no tiene amigos." Digo en un susurro.

Lentamente camina hacia a mi lado y se sienta a mi derecha. Su pelo es color castaño oscuro y está desordenado. Es una cabeza más alto que yo, y su cuerpo parece tener demasiados músculos para su edad. Sin embargo lo que más llama mi atención son sus ojos verdes esmeralda y su mirada penetrante. En sus ojos muestra todas sus emociones, y justo ahora no hay nada más que compasión en ellos.

"Gracias." Mi voz es tan bajita que comienzo a dudar que me haya escuchado.

"Mi papá siempre dice que tenemos que cuidar a nuestras mujeres."

Frunzo el ceño.

"No soy una mujer, soy una nena. Y no soy tuya."

Una sonrisa tiñe su cara y responde.

"Algún día vas a ser una mujer, y podrías ser MI amiga, o no?"

Muerdo mi labio, y lo miro. Parece honesto respecto a querer ser amigos.

"Nunca te vi por aca"

"Yo si te vi a vos. Te gusta jugar acá, mirar las nubes de día tirada en el pasto, o las estrellas de noche. Y dibujas muy lindo."

Lo miro por un momento con la boca abierta, sorprendida que él sepa todo eso de mi cuando yo no sé nada de él.

"Vamos al mismo colegio, también" Dice en un susurro, como si estuviera avergonzado de haber confesado todo eso.

"No... Nunca lo note. Soy Bree."

"Lo sé." Responde sonriendo. "Soy un año más grande que vos, quizá por eso nunca me viste en el colegio."

Lentamente asiento con la cabeza.

Unos minutos de silencio más tarde Beckson me pregunta si tengo hambre. Asiento con la cabeza.

"Genial. Tengo Cheerios en mi casa si queres venir"

"Nunca probé los cheerios."

"Nunca!?" Cuando nota que mis mejillas se tiñen de rojo agrega "Va a ser un placer introducirtelos."

Se para en frente mio y ofrece su mano. La miro, y luego miró sus ojos. Finalmente, pongo mi mano en la suya y lo dejó guiarme a su casa.

Desde entonces Beckson se convirtió en mi mejor amigo, en mi mayor soporte, en el único constante de mi vida, en mi héroe, mi zona de confort, él que me escucha, ayuda, y celebra conmigo cuando el momento lo dicte. Beck es todo lo que tengo, mi única familia, él y su padre. 


Fighting for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora