Capítulo 12

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— ¡Lo arruinaste todo! —Gruñó Sarah mientras íbamos en su auto hacia la escuela—. ¡Jesús! No te mató solo porque eres mi mejor amiga.

Me removí incomoda en el asiento ante las palabras de Sarah. Tenía el presentimiento de que algo había hecho mal, pero no estaba segura hasta que ella me gritó.

—S, deberías calmarte.

Rogué porque Sarah escuchara a Melissa, pero la verdad es que estaba demasiado alterada.

— ¡No puedo! ¡No puedo! ¡Él iba a besarte! —golpeo el volante y gimió de dolor—. No puedo creerlo tú... ¡Tú lo friendzoneaste!

Jugaba con la tira de mi bolso enredándola y desenredándola en mi dedo. No quería ver a mis amigas. Me sentía mal ahora que sabía que Edward había querido besarme. Me gustaba tanto y como estúpida lo había apartado. Ahora entendía que él no hiciera nada para declararme su amor.

Tonta.

—Caroline—Melissa tocó mi hombro y giré mi rostro para verla—, no todo está perdido, ¿sí?

— ¿Por qué soy tan estúpida?

—Todos somos estúpidos en el amor.

— ¡Entendí la referencia! —gritó Sarah.

Todas reímos y bajé del auto. Las tres nos encaminamos a la entrada y ahí estaba de nuevo el equipo de Soccer y solo había como unas cuatro porristas. A Dios gracias Bridgett no estaba entre ellas. Pero Andrew estaba ahí con un par de amigos. Al pasar a un lado de ellos, alcé la mano para saludarlo. Me miró pero rápidamente desvió la mirada. Bajé la mano con timidez temiendo verme como estúpida. ¿Qué rayos había pasado?

— ¿A caso fingió no conocerte? —la pregunta de Sarah era la misma que me hacía yo.

—Eso parece—murmuró Melissa.

—Probablemente no recordaba a la verdadera yo y...no le gustó.

—Caro—Sarah me abrazó por lo hombros—, no importa como luces por fuera. La verdadera tú está aquí—señaló mi corazón—. Esa es la Caroline que amamos.

Sonreí con mis amigas y las dos me abrazaron por los hombros. Así nos fuimos por todo el pasillo hasta que nos encontramos con Edward. Él nos sonrió a las tres, pero la forma en que me miró me hizo estremecer. Era como si con una sola mirada me acariciara y lograra ponerme la piel erizada.

—Pero si son las tres mosqueteras.

Sarah se cruzó de brazos y le miró con molestia.

— ¿Ahora si nos hablas?

Ella alzó una ceja y Ed gimió. Él también se había portado mal con ellas cuando me encontraba ahí, así que Sarah no se lo pondría tan fácil.

—Lo siento—él se rascó la nuca y me miró pidiendo ayuda, pero solo me encogí de hombros—. Me comporté como un idiota y lo siento.

Sarah le golpeo el estómago.

—Págate una pizza Hawaiana y tal vez te perdone.

Ed arrugó la nariz con asco.

—Si me harás comerla, necesito más que un "tal vez".

Ella puso los ojos en blanco.

—Bueno. Te perdonaré si me compras una pizza Hawaiana.

—Sarah—fui hacia Ed y lo abracé por la cadera—, ya déjalo.

Lo miré y él a mí. Me sonrió de manera tan dulce que hizo que mi corazón se derritiera en mi pecho.

Chica, no eres invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora