—Soy una pésima tutora—dije mientras caminaba por los pasillos de la escuela con Edward y ambos seguíamos viendo su examen de química—. Deberías haber sacado mínimo un nueve.
—Caroline, deja de culparte, yo soy un cabeza dura, incluso Mason te lo dijo, es un milagro que haya sacado ocho. A mamá le va a dar un paro cardiaco.
—No digas eso solo para hacerme sentir mejor.
—Caramelo—se paró de golpe frente a mí y me tomó por lo hombros. Esa mirada. Su sonrisa. Rayos—, eres la mejor tutora y esta ha sido mi mejor nota en química. Tal vez pueda mejorar, pero no prometo nada. En cambio—me abrazó por los hombros mientras entrabamos al salón de literatura—, tengo a la mejor amiga y la mejor tutora. Premio doble.
—Idiota.
Le di un golpe en el estómago y él se apartó sobándose el vientre entre risas. Nos sentamos en nuestros lugares mientras recordábamos la pelea de papas fritas entre Sarah y Mason. El maestro de literatura entró al salón dejando caer una caja al suelo.
—Jóvenes hoy les voy a mostrar lo mucho que los aprecio.
— ¿Nos dejará salir temprano?
La clase rió ante la pregunta tonta de aquel compañero que permaneció en el anonimato.
—Gracioso, pero no. No hay mejor manera de mostrar el aprecio a alguien que regalándole un libro—mis ojos brillaron cuando el maestro reveló lo que traía en la caja. Libros gratis. ¡Me muero! —. Pasaré a dejarles dos libros iguales al azar a ustedes y su compañero de banca. El maestro dejó dos libros idénticos para Edward y para mí—. Vaya, Romeo y Julieta. Intenten no terminar de la misma forma que esos enamorados—el maestro continuo repartiendo libros por el salón—. El misterio del amor es más profundo que el misterio de la muerte—citó el profesor—. ¿Quién dijo esa frase?
—Oscar Wilde.
—Bien, Colleen—cuando el maestro hubo terminado de entregar los libros se regresó a su escritorio—. Iniciaremos pequeños club de lectura, con ello espero salvar algo de la humanidad. Tienen un mes para leer su libro, no importa si son las primeras cien hojas o todo el libro. Lean por el amor de Dios. Al final del mes ustedes y su compañero hablaran del libro y juntos escribirán un reporte. ¿Entendieron? Bien, pueden ocupar el resto de la clase para leer.
Yo me sentía más que emocionada. Faltaban veinticinco minutos para que se termine la clase e iba a ocuparlos para leer un clásico. Giré mi rostro y vi que Edward no compartí la misma emoción que yo.
— ¿Qué sucede?
Mi voz fue un susurro y fingía prestar atención al libro.
—No me va el romance.
—Vamos, es Shakespeare, no Jane Austen—lo miré de reojo y él me miró con ceño fruncido—. Además, es más una tragedia que de romance.
—Tal vez Shakespeare entendía que el romance en realidad es una tragedia.
— ¿Problemas de amor, Ed?
Intenté sonreír divertida por su expresión, pero sentí mi corazón pesado preguntándome si sufría por Leila. Edward me miró por un largo momento y mi estómago se encogió. Su ceño fruncido se fue suavizando conforme más me miraba y estiró una mano para tomar la mía y acariciarla. Mi corazón se deshizo ante su dulce mirada y se me secó la garganta.
—A sus libros, jóvenes.
El maestro nos reprendió y volvimos a nuestros libros, pero Ed no soltó mi mano. Fingía que leía ya que en lo único en lo que podía concentrarme era en la mano de él sosteniendo la mía y en las palabras que había dicho Edward. El romance en realidad es una tragedia. ¿Por qué lo decía?
ESTÁS LEYENDO
Chica, no eres invisible
Fiksi RemajaCaroline Hastings es la chica más inteligente de la escuela, es una chica normal con muchos sueños, pero nada emocionante pasa en su vida. Edward Smith, el chico nuevo de la escuela, él está listo para enseñarle que no debe andar en las sombras y qu...