Capítulo 6

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Este ha sido el fin de semana más largo de toda mi vida. Aun que ha sido pasable gracias a Sarah y Melissa, simplemente no sé qué haría sin ellas si no estuviera ahí para apoyarme en mis momentos de mayor oscuridad.

Edward vino a mi casa el sábado por la tarde, pero Sarah se encargó de hacerle saber que no quería saber nada de él. Me mando un par de mensajes, pero el domingo por la mañana se dio por vencido o simplemente decidió darme mi espacio.

Hoy era lunes por la mañana, la segunda semana de clases estaba por iniciar y yo me sentía peor que el primer día. Con el estómago encogido y el corazón lleno de miedo, tomé mi bolsa y salí de la casa para ir a la escuela.

El aire gélido de febrero me rodeo haciendo bailar mi bufanda en el aire. Metí las manos en mi chamarra y subí un poco más el zipper de está. Sentía que mis manos temblaban, pero sabía que no era por el frío. Estaba muerta de miedo por saber cómo me voltearían a ver todos en la escuela, los views del vídeo no habían parado de crecer y crecer. Aparentemente no solo chicos de la escuela lo habían visto. Ni siquiera quise salir de la casa el fin de semana por miedo que el señor Smith saliera y me señalara riéndose de mí o la señora Foster que amaba los gatos de seguro ella también había visto el vídeo.

Antes de llegar a la última cuadra de la escuela me detuve y cerré los ojos para aspirar con fuerza. El vídeo y las miradas divertidas de mis compañeros no era lo único a lo que temía. Tenía que encontrar una manera de entregarle su chamarra a Andrew sin que Bridgett quisiera matarme. Además... no iba a poder huir de Edward. Tragué saliva y abrí los ojos. Tal vez este podría ser el peor año de toda mi vida. Incluso podría ser tan pésimo como el de Hannah Baker, pero iba a ser valiente. Al menos nadie podría culparme por no haberlo intentado.

Al llegar a la entrada de la escuela, lo primero que capta mi atención es que, por primera vez en todo lo que llevamos del ciclo escolar, el equipo de Soccer y sus porristas no están ahí. Solo veo chicos y maestros entrar y salir de las instalaciones de la escuela. Bien, al menos no tendré que ver a Andrew y a Bridgett por el momento.

Mientras camino por el pasillo de la escuela, escucho algunos murmurar, otros ríen y... sé que algunos están viendo el vídeo de nuevo. Lo miré demasiadas veces en mi casa que puedo reconocer los sonidos del vídeo sin siquiera verlo. Intento con todas mis fuerzas hacer oídos sordos ante ellos, pero muy a duras penas he llegado a mi casillero. Siento los pies tan pesados, los ojos me están ardiendo por las lágrimas que lucho por ahogar, pero el aire se ha vuelto pesado y siento que no puedo jalar el oxígeno que mis pulmones necesitan para trabajar. Pego mi frente contra el frío metal de mi casillero y doy bocanadas de aire.

—Tranquilízate, Caroline—me digo a mi misma—. Sé valiente. Sé valiente—aprieto los parpados conteniendo las lágrimas—. Tú puedes, este no es el fin del mundo—me muero el labio inferior para que deje de temblarme—. Lo que otros digan y piensen de ti no te hacen ser eso—mi respiración se normaliza, pero aun siento las ganas de llorar presionándome el pecho—. Las personas suele arrojar piedras a todo lo que brilla.

Repetirme la frase que me dijo mi madre al salir de casa me hace relajarme un poco más. Me estoy quieta por un par de minutos mientras a mí alrededor solo escucho el murmullo típico de la escuela. Nada fuera de lo normal. Todo estará bien.

Despego mi frente del casillero y con los dedos medio entumidos por el frío pongo la clave para abrirlo. Este abre con un chirrido y dejó los libros y cuadernos que no ocuparé el resto del día y tomo el libro de la primera clase. Cierro el casillero con suavidad lista para irme a mi primera clase.

—Hola, caramelo—me sobresalto al escuchar la voz de Edward y todos mis libros terminan en el suelo.

Torpe.

Chica, no eres invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora