Capítulo 3

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Una semana después finalmente conseguí entrar en la rutina. He aprendido a llegar al trabajo antes que el señor Lehnsherr, traerle su precioso desayuno y una taza de café. Porque "tarde" no era una palabra en el Diccionario del imbécil Erik Lehnsherr. Tampoco están "corazón", "amabilidad", "compasión" o "gracia".

No puedo decir que estoy mejorando en las otras cosas, sin embargo, mi jefe todavía no me ha matado, y eso es a lo que yo llamaría una victoria. Me he estado olvidando de pasarle mensajes, deambulaba por su oficina haciéndole conversaciones sencillas aun cuando él repetidamente me hubiera dicho que tenía trabajo y necesitaba estar solo, y otras cosas así. Pero era inevitable. Soy un hablador. Se podría decir que yo lo hago darse una palmada en el rostro una vez al día.

Había aprendido a no hacer llamadas personales como él me prohibió, así que leía un libro cuando no había nada que hacer y me encontrara fuera de su rango de visión.

Él salió de su oficina y me miró. Estaba a punto de ordenarme algo, yo ya lo conocía, pero se detuvo.

—¿Qué es eso? —No supe a qué se estaba refiriendo, él sólo me estaba mirando con una expresión extraña en su rostro.

—¿Qué es qué?

—En tu rostro.

—¿Hay algo en mi rostro? —Fantástico, debo tener algo de tinta en el rostro de nuevo.

—Sus anteojos, señor Xavier.

Oh, uso anteojos de vez en cuando, mis Ray-Bans Aviador, eran delgados, algo grandes para mi cara, haciéndome ver con un look un poco más estudioso.

—Oh. ¿Sí? —¿Él tiene algo en contra de los anteojos ahora?

—¿Los necesitas? —Su mandíbula estaba apretada, y parecía estar rechinando los dientes.

—A veces.

—¡Quítatelos!

Y con eso volvió a su oficina, golpeando la puerta. ¿Qué demonios acaba de pasar? Tenía una cita en quince minutos, así que lo llamé.

—¿Qué? —Exclamó desde adentro.

—Uhm... tiene una cita pronto, sólo pensé en recordárselo, Señor—

—¡Cancélalo!

Clic.

¡Me colgó! He aprendido otra cosa. Nunca cuestione sus rabietas.


***


Scott apareció de la nada, mientras el señor Lehnsherr estaba en una reunión a la hora del almuerzo. Las personas evitaban venir a este piso. Já, me pregunto por qué.

—Oye, Charles, ¿ya está el Diablo aquí?

—No, es por eso que yo sí estoy. —Le sonreí ampliamente.

—Sí. Aquí están los archivos que él pidió en "orden alfabético". Pasé horas trabajando en ellos.

—Está bien, no hay problema.

—Te veré en el almuerzo.


***


Entré en su oficina, había evitado hacerlo cuando él no estuviera aquí, pero la curiosidad era una debilidad mía, la cual se apoderaría de mí y yo seguro atropellaría sus cosas. Me pregunté dónde colocar esos archivos, su escritorio estaba lleno, y él específicamente me advirtió un par de veces de no tocar ninguna de sus cosas. Noté que uno de sus cajones estaba ligeramente abierto. Dudé un poco, pero era como si me estuviera llamando. No hay daño si sólo miro, ¿verdad? Lo abrí, y allí, cubierto de papeles y otros archivos, estaba un lubricante escondido de forma descuidada.

Beautiful Disaster  //  Cherik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora