Prólogo; ¡Esto es la guerra!

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JiMin y YoonGi son pareja desde hace cinco meses o cómo JiMin le encanta presumir "cinco meses, tres días, una semana, ocho horas, veinticuatro minutos y doce segundos...ahora trece...catorce..."

Y la historia de cómo se conocieron era bastante cliché.

El primo de JiMin, SeokJin, había "invitado" a un amigo a la pequeña reunión familiar, –en realidad YoonGi había sido obligado por su platinado amigo a ir–, Jin, como buen hijo, no quería ver una chispa de tristeza en los ojos de madre, por lo que prometió,–ante la potente mirada de su padre– llevar a su hermanito menor una reunión familiar que solía realizar la familia, pero al no conseguir que el antisocial que tenía por hermano abandonará su habitación se obligó a si mismo a convencer a su gran amigo, YoonGi  (a.k.a futura víctima) a fingir ser Jisung.

Como ambos chicos tenían en común que resplandecían de una impecable piel blanquecina y no eran muy altos en estatura, SeokJin consideró durante unos segundos que tal vez si su amigo utilizaba una peluca pelinegra sería un grandioso imitador... Tal vez si esto fuera Hanna Montana hubiera sido útil, pero al momento en que ambos chicos entraron a la sociable reunión, donde solo habían risas, –hasta que se hizo presente el par de imbéciles– SeokJin fue criticado duramente por sus padres.



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Jin, que parecía querer sollozar en esos instantes, seguía siendo reprimido por tratar de engañar a la familia con un disfraz tan poco creíble, al menos el abuelo medio ciego logro ser engañado...durante unos segundos, luego se percató que no era su tierno nieto de tan solo trece años, era un adolescente de dieciséis años vestido de niño y una peluca pelinegra, –incluso el maquillaje era lamentablemente–. Hasta el abuelo logró percatarse de el extraño y repentino cambio en su "nieto", cuando no podía diferenciar entre un arbusto y una mesa.

Varias miradas se dedicaban a juzgar a YoonGi, ser el centro de atención y no por buenos motivos, era incómodo y tratando de salvarse de la situación entabló una conversación con la única persona que no lo miraba como si fuera un hereje, solo con una inmensa curiosidad, JiMin, el primo de su futuro ex mejor amigo.

Al día siguiente, JiMin entró a la secundaria y como era parte de su aburrido hábito fue a su casillero, para prepararse para las próximas clases, pero fue una sorpresa percatarse que él dueño del casillero de al lado era el chico lindo de ayer.

¿Como nunca se dieron cuenta de la existencia del otro?

—Oh...hola.—dijo el bajito, sonriendo con unos rosados labios que JiMin sintió el deber de besarlos.

—Hola, el chico que casi engaña a toda mi familia, ¿No?—comentó entre risas, obviamente sabía la respuesta, no había dejado de pensar en él.

YoonGi sonrió apenado, adornado en sus mofletes un adorable tono carmesí y JiMin juró haberse en ese momento enamorado.

Después de unos días ya era frecuente que los casilleros escucharan sus diálogos, siendo acompañados de tímidas sonrisas. 

Interrumpiendo la habitual rutina JiMin se esmeró en estar más tiempo con el bajito y acompañarlo hasta su clase, ambos soltaron unas maldiciones por estar en clases tan lejanas, pero esa fue la excusa perfecta del pelinegro para pedir el número del otro.

H-hey, como estamos en clases diferente y me puedo perder en la escuela, d-dame tu número...—murmuró jugando con sus deditos, él no era muy bueno para socializar, con suerte tenía dos amigos y el hombre frente le estaba gustado mucho –en forma de amistad, obviamente–.

¡Es un malentendido! | jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora