Capítulo 5: Consecuencias

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Habían pasado unas cuantas semanas desde que la entrada en los límites de Hyrule había sido cerrada.

Los viajes a la Arboleda Sagrada ya no fueron posibles pero Zelda y Link visitaban todos los días el bar "Ojos de Gato", la dueña del sitio, Hikaru la chica albina, se había vuelto una buena confidente y de vez en cuando, cuando Link y Zelda salían al atardecer de la trampilla, ella le ofrecía a Zelda una deliciosa comida "cortesía de la casa".

Pese a lo que había creído la guardia en las fronteras no desaparecía, al contrario con cada día que pasaba ésta se volvía cada vez más y más fuerte.

La princesa extrañaba la suave brisa que surcaba en las praderas de Hyrule, extrañaba ver a Link correr junto a ella a todo galope y también jugar con sus amigas del bosque.

Suspiró de manera cansada mientras ojeaba un libro viejo.

- ¿Qué tienes?- preguntó Link mientras la abrazaba por la espalda- ¿Estas cansada?, sabes, has avanzado mucho, podemos dejar esto para luego.

-No es eso... es sólo que me molesta Makivelo.

- ¿Ese viejo enano?- clamó él con sorna.

-Toda mi vida ha sido un fastidio por su culpa, lo primero que haré cuando sea reina será despedirlo.

-Si- susurró él de forma graciosa, pero después su carita se volvió triste.

-No pongas esa cara, Link... no voy a casarme con otro, por eso me aplico todos los días, cuando llegue el momento le demostrare al consejo que puedo ser una buena regente estando "sola".

-Pero... no es una vida, y además... ¿Qué pasara con tus herederos?-Murmuró de modo triste.

Zelda se quedó callada unos instantes, Link la soltó y se levantó de su sitio, el tema se había vuelto amargo, quedaban cerca de cuatro años y el tiempo se terminaría, él tendría que irse al otro lado y Zelda se quedaría completamente sola. La amaba más que a su propia existencia pero, ¿De verdad la condenaría al celibato?, ¿A la soledad?, ¿A una vida tan triste?

Los sentimientos encontrados lo hicieron alejarse en las profundidades de la biblioteca, Zelda se quedó en su sitio refunfuñando para sus adentros, también estaba triste, más que pensar en el gran mal, pensaba en cómo hacer para que Link se quedara a su lado.

Cerró el Libro de un sólo golpe y se internó en el laberinto de las estanterías.

- ¿Link?- lo llamó pero él no había contestado- ¿En dónde estás, cielo?, oye, vuelve aquí, no estoy enojada- clamó mientras lo buscaba por los pasillos.

Al fondo lo descubrió sentado en una esquina, se acercó a él y se inclinó a su lado.

- ¿Qué te pasa?, ¿¡Estabas llorando!?

Kai (3): Siempre a tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora