Ellos eran dos almas nacidas para estar juntos eternamente, dos corazones que latían al unísono, dos héroes que siempre habían afrontado los problemas juntos a lo largo de las Eras, Pero... ¿Qué ocurriría si después de 300 años solamente uno regresa...
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Un extraño presentimiento se hizo presente en su cabeza, la princesa llevaba varios días fuera del castillo, desde el alba hasta el atardecer y a ella no le gustaba en nada. Se despertó más temprano de lo acostumbrado y se apostilló en la entrada de agujero.
-Sí, comienzo a sentirlo...- escuchó que ella susurraba a la distancia.
Y después cuando corrió la cortina de arbustos ella dio un salto épico como gato espantado.
- ¡Impa! que susto me has pegado- gruñó la princesa- ¿Qué haces ahí sentada?
-Quiero saber a dónde se marcha.
-No puedo decirte es algo importante, ¿Me abres el paso?
Pero la Sheikah negó con la cabeza.
-Soy su tutora y tengo derecho a saberlo, me preocupa que pase demasiado tiempo con su amigo... ¿Princesa se está cuidando?
- ¡Impa!- gruñó de forma avergonzada pero también quedita para que nadie las escuchara- oye tranquila no estoy haciendo nada de eso- le aseguró moviendo los brazos como loca de forma graciosa y desesperada- "Aunque tampoco es como si pudiera"- terminó confesándose a sí misma finalmente.
Afuera tras la muralla se escucharon unos cascos, Impa irguió las orejas y rápida como un gato se dispuso a traspasar el agujero.
- ¿A dónde vas?- preguntó Zelda.
-A buscarme- dijo Link entre risitas- creo que me ha confundido, pobrecito.
- ¿Pobrecito?- preguntó con inocencia y después recordó que el trote de esos cascos pertenecía a un caballo en específico.
Impa salió como una leona y con un ágil movimiento logró hacerse de la parte trasera de su capucha. Todavía no había luz diurna así que en un primer momento no pudo reconocerlo en nada.
-Ahora si- dijo de forma desafiante y algo terrorífica- ¡Jovencito que no sabes que no es correcto llevarse a las damas por la madrugada!
- ¡Impa!- soltó él cuando ella casi lo bajó a rastras del caballo
- ¿¡Aragón!?... Pero que... ¿Pero cómo?.. ¡Eh!
-Por favor no me mates déjame explicártelo.
-¿¡Tú eres el enamorado secreto de Zelda!?- dijo sin poder creerlo, sintiendo que algo muy dentro de ella se retorcía.
- ¡No!- profirió con terror desmedido al ver la cara de indignación de la Sheikah. - yo solamente la estoy ayudando por favor déjame explicarte.
-Creo que las cosas están muy claras- gruñó bajando la mirada y soltándolo de un golpe.
-Impa- la llamo la princesa después de que también hubiera salido para alcanzarla.
-Alteza por favor explíquele- suplicó Aragón con cierto miedo en los ojos
