Min Yoonji (jhs ; myg)

3.- El Jefe.

El mensaje de su Jefe fue más que claro.

"Abortad misión".

Por lo que Jimin podía quedarse en la cama con su novio un rato más. La mano de Jungkook bajaba y subía por su espalda de forma lenta y mimosa, haciéndole sonreír. 

Jimin amaba el sexo, y aún más si era con Kookie. Rió ante ese pensamiento y besó el cuello masculino que su chico tenía.

— ¿De verdad no puedes quedarte a dormir?

— Sabes que me encantaría, cielo. Pero debo estudiar.

Jimin hizo un suave puchero y miró hacia abajo, sabiendo que Jungkook era débil ante aquello. Y como tenía previsto, este se giró y lo abrazó contra su torso desnudo.

— Me alegro que la misión haya sido abortada.

—Eso significa que la policía tiene mi móvil pinchado... —Susurró Jimin antes de mirarle. — ¿Estás seguro que ese policía te vio?

Jungkook asintió, viendo al momento como el horror se reflejaba en el rostro de su chico.

— Bebé, tranquilo... Todo está saliendo según lo previsto. Ahora, solo hay que dejar que sea Suga quien acabe con el trabajo.

— El jefe quiere que lo llevemos al cuartel.

Jeon asintió y le besó con calma, disfrutando de los últimos momentos a su lado antes de irse a casa y perderse entre sus apuntes de Historia del Arte.

  🍂 — 

Yoonji no sabía qué más hacer. Estaba dando vueltas en la cama, gruñendo un poco. No podía dormir, y saber que alguien le vigilaba tampoco ayudaba mucho. Cerró los ojos y se presionó la mano en la frente, con cuidado.

El plan iba según lo ideado. Y eso hacía feliz a su jefe. A Jung Hoseok. Quien estaba gruñendo como una fiera por no poder ir a su lado y protegerla con una escopeta si hacía falta.

Un par de golpes en la ventana trasera hicieron que se sobresaltara. Se enderezó en la cama y miró a través de esta, viendo el rostro de Kim Taehyung reflejado ahí.

Rápidamente abrió la ventana, sorprendida.

— ¿Taehyungie?

— Hola, nena.

El chico entró por la ventana con cuidado, sonriendo al ver aún la sorpresa en su rostro.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó levemente sonrojada.

Taehyung la sujetó por las caderas y se acercó a besar sus labios una vez más.

— Te extrañaba mucho.

Yoonji sonrió suavemente y le besó. Fue un beso algo más caliente que lo usual, cosa que sorprendió gratamente a Taehyung. Rápidamente el mayor cerró los ojos y la pegó a su cuerpo.

No iba a pasar cierto límite, pero sí quería disfrutar un poco más de esos besos tan dulces de la chica.

Caminó hasta la cama donde ella se sentó, tumbándose con Taehyung encima. Rápidamente la lengua del mayor estaba en su boca, haciendo que soltara pequeños jadeos. Las manos de Taehyung le acariciaron los costados mientras sus labios se perdían por su cuello, sintiendo como el ambiente se caldeaba.

Rápidamente la mano de Taehyung se posó en uno de sus pechos, arrancándole un suave gemido.

— Mierda, Yoonji...

Sabía que eso no le gustaría a Jung Hoseok, pero era lo que debía hacer.

  🍂 — 

Namjoon seguía vigilando la casa de la chica cuando vio a alguien vestido de negro parar frente a esta. El policía quiso esperar a ver si el chico seguía andando o pasaba de largo, pero seguía ahí parado. Inspeccionó al sujeto, viendo que en su mano tenía un arma.

Con cuidado, sacó la pistola de su bolsillo y bajó del coche.

Pero no llegó a cruzar la calle cuando alguien le golpeó por detrás, haciendo que se cayera al suelo, inconsciente.

Y cuando despertó, estaba en una sala blanca. Gruñó por la luz, haciendo muecas.

Sus manos y piernas estaban dormidas por las fuertes bridas que las sujetaban, su boca estaba tapada por algo de tela. Apretó los ojos. El dolor de cabeza, punzante, no le dejaba pensar con claridad. Y menos aún la incomodidad de sentir un líquido extraño correr por su nuca.

Sangre.

Sangre por alguien que lo había golpeado por la espalda.

Ya lo recordaba.

La puerta se abrió de repente, y por ella entró un chico de estatura mediana, vestido de blanco con una chaqueta dorada adornando sus hombros. Cosa que hacía resaltar su cabello rojo y alborotado.

— Jefe, Kim Namjoon.

El chico asintió con suavidad y tomó de la mesa las pertenencias del policía. En concreto, una alianza de matrimonio dorada. Namjoon, al ver aquello, se revolvió con fuerza en su silla.

— Bien, Kim Namjoon. Vas a colaborar si no quieres que mis amigos le hagan una visita a tu mujercita. No queremos un bebé indeseado ¿cierto?—El chico sonrió amplio y se inclinó delante suyo. — Si me dices lo que quiero saber, no le haré daño y te devolveré tu alianza.

Cuando dijo eso, destapó la boca del mayor. No le importaba ensuciarse las manos, y menos cuando se trataba de un policía.

— Por cierto, soy Jung Hoseok.

Namjoon le miró sorprendido mientras su cabeza enjacaba todas las piezas sueltas.

— Bien, antes de nada, quiero la clave de tu teléfono. Necesito hacerle una llamada a un amigo tuyo. —Hoseok miró la alianza. — Está jugando con algo que es mío. Y, como entenderás, no puedo permitirlo.

Namjoon suspiró, tenso. Apretó los ojos y, luego de exhalar de nuevo, miró desafiante al otro chico.

— Seokjin... La clave es Seokjin...

Hoseok sonrió triunfante, mirando a uno de sus ayudantes. Con un gesto, este se acercó y él le susurró una orden al oído. Luego, ese joven se marchó de la sala. Namjoon sentía como su alma salía de su cuerpo, asustado de que algo le pasara a su amado.

— He mandado retirar el coche que había delante de tu casa. —Murmuró el pelirrojo, viendo el alivio en la cara del otro. — Tranquilo, si hacemos las cosas bien, Seokjin no correrá ningún problema. —Ambos se miraron. — Dime ¿cuantos agentes estáis en el caso?

— Somos tres.

— Dime los nombres.

— Kim Taehyung y Kim Seokjin. —Dijo, sintiéndose destrozado.

Hoseok asintió satisfecho, tomando el teléfono y desbloqueando este. Después, le miró con lo que a Namjoon le pareció compasión, y le sonrió.

— Ponedle la alianza de vuelta, y soltarle un poco las ataduras. No quiero una necrosis, animales.—Namjoon mientras estaba sorprendido, sin prestar atención a sus secuaces. — Una cosa más, y te dejaré llamar a Seokjin ¿vale? Repito que debes estar tranquilo y él estará bien. No tengo nada contra vosotros, créeme. Incluso podemos ser aliados. —Namjoon asintió suavemente. — ¿Quien es vuestro jefe?

— No lo sabemos. Recibimos órdenes de alguien llamado Papillon.

Hoseok frunció el ceño por un momento antes de copiar un número en su libreta. Después, asintió y chasqueó los dedos.

— Soltadle en una de las habitaciones de vigilancia. Dadle de comer y limpiad su herida. Después dejaré que llames a Seokjin.

Tal vez Hoseok no era el monstruo que todos creían que era.