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(Mérida)

La luz del sol y los cantos matutinos de las aves despertaron a Mérida de su intranquilo descanso. Con un gran bostezo, la princesa se incorporó, desperezándose como un gato para aliviar la tensión de dormir en el suelo y haciendo una mueca al sentir una puntada en la pierna.

Los recuerdos de la noche anterior y lo ocurrido en el palacio aparecieron a toda velocidad en su mente, haciéndola sobresaltarse y llenarse de rabia, haciendo desaparecer cualquier rastro de sueño.

Apretando los dientes con ira, se arranco parte del vestido que aún estaba limpio para usarlo de venda, sujetándola con fuerza. Utilizo su espada para ponerse de pie y, cojeando, se acercó al río para lavar la sangre, sentándose lo mas delicadamente posible sobre una de las suaves rocas grises del gran arroyo.

Un escalofrío la recorrió cuando sintió el agua fresca y cristalina entre sus dedos, pero cambio a un estremecimiento cuando toco la herida su baja temperatura. Con los dientes apretados para soportar el escozor, no se detuvo hasta que el corte, que había rasgado el músculo de la pantorilla y hecho una perforación que milagrosamente no había alcanzado el hueso, estuvo limpia y vendada.

- Malditos Crane- masculló furiosa, mientras lavaba el liquido rojo que se había pegado en sus manos. - Cuando vuelva a ver a ese desgraciado princesito, le sacare esa sonrisa de la cara a golpes.

Un movimiento cerca suyo desvío su atención de las maldiciones. Un salmón nadaba contracorriente, tratando de deshacer el curso del río para ascender, sus preciosos colores rojos y plateados brillando bajo la luz del sol.

El estomago de la pelirroja gruño hambriento, y la muchacha tomo su arco. Con un suspiro, disparo al pez, que permaneció clavado en el sitio, removiéndose inquieto. Cuidadosamente, se deslizó por la roca para capturar a su presa y salió del agua, buscando con la mirada un lugar bajo la sombra donde hubieran palos y hojas secas para iniciar una fogata. Encontrándolo a solo unos metros, camino como pudo hasta allí y, tras crear un pequeño pilón de combustible, encendió la madera con las chispas creadas por piedras. Sostuvo el pez sobre las llamas y aguardo pacientemente a que se cocinara, el aroma a la tierna carne cocida inundando lentamente el ambiente.

Mientras lo sacaba para poder comerlo, pensó en su situación y en lo que haría a continuación cuidadosamente.

- Tendría que ir en busca de los otros clanes- dijo para si misma, dibujando en la tierra un plano improvisado del reino.- Buscaría el apoyo primero de los McCintosh, y luego con el resto. Si unimos fuerzas, tenemos oportunidad de...

Siguió murmurando varias de ideas y estrategias que iban brotando en su mente, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando oyó el sonido de cascos acercándose.

- Demonios- maldijo por lo bajo, cargando el arco y buscando una buena posición para atacar y defenderse con la menor dificultad.

Apago a medias el fuego para tratar de llamar poco la atención y se ocultó lo mejor posible entre unos arbustos, murmurando maldiciones contra su mala suerte. La aparición de dos soldados a caballo de la frondosidad del bosque la obligo a callarse y esconderse aun mas en las sombras de la vegetación, pensando en la forma más rápida de huir.

Los recién llegados se acercaron pronto al notar el pequeño campamento que ella había asentado; uno de ellos desmonto para observar el entorno, buscando pistas del paradero de la princesa buscada.

- No puede haber ido lejos- anunció a su compañero, removiendo las brasas y haciendo saltar algunas chispas.- Aun están encendidas y parece que esta herida. La alcanzaremos fácilmente al galope, y llevaremos a esa problemática muchacha con el príncipe para que podamos dormir tranquilos.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2018 ⏰

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Alma de Fuego [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora