Los sables entrechocaron en el aire, echando chispas. De pronto, estaban de nuevo en el bosque, atrapados en una coreografía de estocadas y desvíos acompañada por el sonido de las hojas de hierro golpeándose.Pero esta vez no era una competencia. Edwin la iba a encerrar, y sus hermanos serían eliminados a menos que huyeran. Ella tenía que ganar para poder ayudar a su familia y peleaba con fiereza, sin dar un descanso al príncipe, que tenía una sonrisa altanera en el rostro. Con un par de movimientos de su parte, Mérida se encontró con la pared en la espalda, luchando incansablemente contra la espada del oponente.
La estaba encerrando. Quería forzarla a rendirse, a impedir que pueda defenderse y atacar. La princesa apretó la mandíbula, fastidiada ante la actitud del Crane. Le demostraría la clase de espadachín que era.
Se agachó para esquivar un ataque y rodó hasta estar detrás de él, donde le devolvió la jugada. El joven parecía divertido y peleo con mas ímpetu, como si fuera una de las cosas mas interesantes que hubiera hecho en mucho tiempo.
-¡Nada mal!- dijo, entre los ruidos del metal. Su sonrisa superior se ensanchó mientras rechazaba los furiosos ataques de Mérida.-¡No esperaba nada menos de mi futura esposa!
Esa frase sorprendió a la princesa, oportunidad que aprovechó el príncipe para tumbarla como ella lo había hecho en su primer encuentro. Apuntó la espada a su cuello cuando intento ponerse de pie.
- Eso fue trampa- escupió ella.
- En un confrontación, todo vale- citó Edwin.-¿Eso no lo dijiste tu misma? Supongo que sin tus trucos, eres fácil de derrotar.
>>Pero no te preocupes, princesita, es uno de tus defectos que estoy dispuesto a ignorar.
- Estas demente si piensas que voy a casarme contigo- sus palabras chorreaban desprecio. Examinó disimuladamente la postura del príncipe, buscando una forma de librarse.
- No, no estoy demente- respondió, sonriéndole altaneramente-. Y no estoy pidiendo tu opinión. Tengo a tus padres, tu castillo y una espada en tu cuello.
>>Además- agregó-. Si lo haces, podrías salvar a tus hermanos. Le diré a mi padre que los encierre en vez de deshacerse de ellos. Es un favor que estoy dispuesto a hacerte.
- Sobre mi cadaver.
El chico rodó los ojos, como si estuviera tratando con una niña caprichosa. Abrió la boca para replicar, pero ella no se lo permitió. Sujeto la espada por la empuñadura y jalo de ella, al mismo tiempo que pateaba uno de los pies de Edwin para desestabilizarlo. El príncipe cayo hacia adelante y Mérida se corrió para evitar que aterrizara sobre ella. Antes de que pudiera levantarse, lo pateo en el estomago, haciendo que el aire se escape de sus pulmones.
Aprovechando la debilidad de su oponente, corrió a la celda de sus padres, aferrándose a los barrotes y tirando, esperando que se la puerta se abriera. Pero era inútil. No importa cuanto golpeara el candado o los fierros, estos no se moverían. La desesperación comenzó a apoderarse de su cuerpo y cayo de rodillas, sintiéndose impotente.
- Mérida- dijo su madre, algo menos mareada. La tomo de los hombros y la miro a los ojos, hablando con firmeza.- Tienes que irte de aquí.
-¡No!- gritó ella, negando con la cabeza. Empezaba a alterarse.-¡No los dejare! ¡Recuperaremos el castillo!
- No lo haremos si te encierran también- razono la reina, apretando su agarre en los hombros de la princesa, que tenía lagrimas en los ojos-. Tienes que sacar a tus hermanos de este lugar. Ustedes son los herederos. Si huyen, el reino aun tiene una posibilidad de ser liberado. Debes irte. Ahora.
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Alma de Fuego [PAUSADA]
FanficLa invasión de un reino enemigo obligará a Mérida a dejar todo atrás. Tendrá que huir para no caer en manos del maligno príncipe que busca desposarla, con el objetivo de adueñarse de sus tierras y destruir el legado Dunbroch. La princesa luchara con...