Alma de Fuego [PAUSADA]

3.

Mérida gritó y volvió a gruñir cuando un Crane tumbó a su oponente. Lentamente, el reino vecino derrotaba al suyo, y su padre y ella estaban cada vez mas molestos. Después de dos días, todos el torneo se decidía esa misma tarde.

- Tienen que caer- sentenció Fergus, golpeando el brazo de su asiento con el puño.- No seré vencido en mi propio territorio. Debemos acabar con ellos antes de que termine el festival.

Ella asintió con vehemencia, ganándose una mirada fulminante por parte de la reina, quien prefería mantener las cosas calmadas.

- Esos desgraciados verán quien manda aquí- acordó la muchacha, mirando de reojo al odioso príncipe que, al percatarse de ello, le sonrió altaneramente.- Por las buenas o por las malas. No perderemos.

- Mérida, Fergus, es solo una competencia- trató de razonar su madre, causando que ambos la miraran centelleantes. Elinor rodó los ojos.- ¿Por qué no pueden estar tranquilos y disfrutar de los juegos como los niños? Podrían aprender algo de...

Se volteó para señalar a sus hijos, pero estos se habían esfumado. La soberana se sujetó el puente de la nariz tratando de reunir paciencia: ¿es que no había nadie coherente con quien tratar en su familia? Suspiró y volvió a sentarse, sonriéndole desde el otro lado del campo al rey Roland y rogando silenciosamente por que los trillizos mantuvieran sus travesuras lejos de él y Edwin. Al menos debía aparentar que todo estaba en orden con el fin de concretar el acuerdo de paz sin contratiempos. Parecía que otra vez dependía de ella mantener el protocolo y civilidad para llevar el proyecto a cabo.

La princesa masculló un insulto cuando dieron por finalizada la disciplina. No habían conseguido ganar en ella, como no habían podido en la anterior. En total, Crane había superado a su reino en tres de siete competencias y ellos solo en dos ocasiones. Pero ahora tocaba esgrima y, Mérida estaba segura, no había hombres más capacitados que los del clan Dunbroch para el trabajo.

En efecto, uno tras otro, los contrincantes perdían frente a las ágiles espadas locales hasta que, finalmente, la victoria fue para su equipo. Esto condujo a un empate. Quien ganara este último concurso sería decretado vencedor, tanto para los reinos como para los herederos al trono.

- Ultimo enfrentamiento: arquería- anunció un hombre tras tocar su trompeta.

La joven se sentó en el borde de su asiento, sus dedos desesperados por agarrar el arco y las flechas ocultos tras de él. Mordió su labio cuando el primer arquero contrario disparó y dio en el segundo anillo cerca del centro. Eso estuvo cerca.

Intercalando deportistas de diferentes reinos, los blancos eran golpeados unos tras otros y sus centros, ocasionalmente. Pronto llego el momento del último hombre Crane, cuya saeta alcanzo limpiamente el objetivo, y todos los presentes clavaron la mirada en el lugar donde debería estar el jugador final. No había nadie, y el público comenzó a murmurar, consternado sobre la ausencia de quien podría marcar la diferencia en el enfrentamiento.

- ¡El ultimo competidor se encuentra inconsciente tras haber recibido un golpe en la cabeza!- anunciaron y pelirroja observó como, desde una carpa cercana, Hamish le sonreía traviesamente y hacia un guiño.

Tenía que hacerlo.
Miro de reojo a sus padres, al ver que Fergus estaba demasiado metido en el juego como para notarla y Elinor se había ido a buscar a sus hermanos, se escabulló del lugar.

Con rostro confiado, corrió a cambiarse con las flechas en mano. Si su madre descubría que había roto otro vestido, iba a estar en peores problemas que en los que se estaba metiendo.

La gente aguardó, buscando entre ellas al reemplazo de la persona que marcaría, de una vez por todas, la gran diferencia. Los Crane ya sonreían, declarándose silenciosamente los ganadores, pero quedaron atónitos cuando una figura encapuchada arribó, cargando un carcaj en la cintura y el arco en la espalda. Edwin se inclinó hacia el frente, apoyando el mentón sobre sus dedos entrelazados, para observar atentamente al recién llegado, quien se colocó bajo una insignia del reino Dunbroch.