Capítulo 24

436 39 1
                                    

-lunes 7 de agosto de 2017-

No logré ir al aula sin antes pasarme por el baño a solas. Lo que acababa de escuchar era mucho más de lo que mi mente aceptaba recibir. Confusión, miedo, sorpresa, perplejidad, angustia, tristeza, ira, y muchos más adjetivos me estaba calificando emocionalmente en este momento. Entendía mucho y poco, y mi cabeza daba tantas vueltas que sentía que estaba por colapsar. Una bomba acababa de explotar hacia solo unos minutos y si llegaba a descubrir mucho más sobre el juego en el que parecía estar involucrada mucha más gente la explosión se volvería una bomba atómica que me arrasaría de tal manera que terminaría conmigo en un santiamén, literalmente.

Puse mis manos bajo el agua que caía por el grifo y acumulé la mayor cantidad de esta para lavar mi cara con su fría temperatura. Aun con el rostro mojado, cargué las agallas para enfrentarme al espejo y ver reflejado en él todas las emociones que estaban plasmadas sobre mí. Era un completo desastre; unas oscuras ojeras rodeaban esos redondos ojos mieles que me recordaban a los de mamá ¿se me identificaría la misma tristeza que inundaba los de ella el sábado? Denlo por hecho. Horas sin dormir, horas pensando y horas sacando conclusiones que luego terminaba por tachar me habían llevado al desastre, y ni siquiera me había tomado el tiempo para pensar que lo único que tenía que solucionar en este momento era mi huracán de emociones desatado por las millonadas de problemas que arrasaban mi mente.

Estuve todo este tiempo centrándome en saber quién era el chico o chica que se escondía tras la ventana del chat, pero nunca me centré para saber qué necesitaba yo.

Terminé por secar mi cara con las mangas de mi remera, saqué un corrector de ojeras de mi mochila y lo desplacé por debajo de mis ojos cubriendo la oscuridad que los opacaba por completo. Difuminé todo y salí del baño completamente renovada, insinuando que todo estaba bien.

—Alodi—me llamó una voz masculina desde atrás ¿Por qué todo el mundo se había propuesto llamarme a mis espaldas? De todas formas, esta vez no tenía pensado voltearme, pensar que Alexis estaba detrás de mí me encendía la ira que antes sentía y sigo sintiendo.

Comencé a caminar con agilidad, aun sabiendo que con sólo dos pasos de él me alcanzaría. Mamá me había preguntado si Alexis formaba parte de aquella gente que estaba y está irrumpiendo en mi camino, y debo decir que se encuentra al límite de caer al otro lado de la raya, el lado en donde la gente buena se trasforma en la gente mala.

—Alodi—me agarró del brazo, girándome.

—No me toques—di un paso atrás.

—No te suplicaré nada, sólo quiero advertir…

—Callate—lo interrumpí—, no quiero escuchar nada más que tenga que ver con Quim, con el chat o como quieras llamarlo. Ya escuché suficiente hoy, no intentés empeorar mi día, ya me lo empeoraron bastante tus seguidores.

—Yo no hice nada como para que tengan un mal ojo sobre vos.

—¿Nada? —me reí con ironía—, es muy poco hacer nada ¿no crees?

—Odiame si querés, pero ahora quiero ayudarte en algo que de veras necesito que sepas—dio un paso adelante, mirándome fijamente a los ojos.

—Algo que necesitás que sepa. —Repetí sus palabras, tratando de buscar la sinceridad en ellas y no la inutilidad que poseían.

—Es que… —comenzó a decir, creyendo que esperaba respuesta alguna de su parte.

—¿Y vos que sabés qué necesito? —ko interrumpí, cruzándome de brazos—, tenés un mal concepto sobre “necesitar” y, sobre todo, tenés una mala perspectiva sobre lo que necesito.

Me tomó dos segundos notar que no tenía intención alguna de decir algo más, así que di por terminada la conversación, me giré sobre mis talones y me encaminé a mi clase, la cual había comenzado hacía unos largos minutos.

Quédate | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora