Capítulo 2 "Charlie regreso"

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- Pero mírate cuanto has crecido, tan fuerte, tan guapo ...

- ¡Mama! – la detengo – deja de alagarlo que se lo tomara enserio.

Mi mama me fulmina con la mirada mientras Jaden se ríe, si, a él le causaba más que una gracia esto ya que jamas me dejaría olvidarlo.

- Pero Tais, Kerena solo dice la verdad ...

Le doy un pequeño golpe de broma en el abdomen, él sabía perfectamente que si apoyaba a mi mama ella con todo el gusto del mundo seguiría alagándolo.

- Basta, deja de alimentar tu ego de macho pecho peludo – le digo señalándolo – mami, tengo hambre – ella me mira ofendida, señala con su dedo la cocina.

- Prepárate tu floja – bufo y paso por su lado mientras escucho la risa de Jaden.

Abro el refrigerador y saco el envase que tiene la leche y la sirvo en un vaso, antes de poder beberla escucho la voz de Jaden.

- ¡Oye yo no estoy peludo! – escupo la leche y mi mama se ríe – eres una asquerosa, pero eso te pasa por mentirosa.

Y como no creerle si es lampiño.

Se quedará pelón.

Sonrió, dejo el baso en el lavabo, agarro un trapo y seco lo que he escupido, agarro un papel y limpio mi boca, paso al lado de mi mama y beso su mejilla.

- Solo por ahora... - le susurro a mama y ella vuelve a reir, me alejo de ella y estoy por salir de la cocina para ir a mi habitación cuando Jaden habla.

- ¡Escuche eso, Artemisa! – me detengo de repente, escucharlo llamarlo por mi primer nombre hace que sienta como un escalofrió pasa por mi cuerpo.

Mi primer nombre no muchos lo decían y quienes lo hacían eran mi familia, pero por lo regular siempre utilizaban el de Tais, me traía recuerdos mi propio nombre que me hacían tener ganas de llorar.

Bajo la cabeza y salgo de la cocina sin responderle a mi amigo.

Subo las escaleras y me paro al lado de la puerta de mi hermano menor Carlos, quien apenas a sus diecisiete años era ya el orgullo de la familia por tener unas notas increíbles, no digo que yo no las tenga, pero había tenido mis altibajos el en cambio siempre mantenía esas notas perfectas, es un chico muy listo, el más listo de su clase y por hablar poco de su misma escuela, su físico te hacía pensar que era más grande de edad.

¿Qué tal si lo despertamos?

Sonrió como el gato Cheshire.

Entro sin hacer mucho ruido y cierro detrás de mí, veo a mi hermano aun dormido con la boca entre abierta con solo puesto un bóxer – hombres explíquenme porque todos duermen igual – podía ver que su cuerpo ya estaba marcado y más que definido, cuando yo todavía recordaba a ese niño flacucho que si soplaba muy fuerte el aire se lo podría llevar. Ahora me alegraba que ya no se escondiera detrás de los libros y ahora tambien se divierta.

Me acerco a su cama y subo sin hacer muchos movimientos bruscos, tomo con cuidado de no despertarlo la almohada que estaba a su lado, estoy lista para atacar, pero de pronto siento algo impactar a un costado de mi cuerpo haciéndome caer de culo al suelo. Busco al responsable y me detengo en mi hermano quien está de rodillas riéndose como si no hubiera un mañana.

- ¡Carajo deja de reírte! Me duele el culo – le digo sobándome mi preciado trasero - ¿Cómo es que supiste que te iba a golpear?

- Como ... no ... sentirte ... si estas más gorda que una vaca, hermana – dice entre risas.

Mi vida en un Libro (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora