Capítulo 1

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El primer día

   Era una mañana preciosa, como todas en el pequeño pueblo de Aberdeen, a las afueras de Vancouver. El verano había terminado, pero aún había un gran clima, las nubes despejadas y los rayos de sol iluminaban los rostros de las personas al despertar. Todos comenzaban a prepararse para el frio de otoño el cual azotaba con fuerza como cada año.

El viento azotó las ventanas de la habitación de Alex causando que despierte repentinamente, se asustó un poco al principio. Al ver la hora en su movil sonrió, ya que hoy sería su primer día de clases en éste nuevo lugar. Recién se había mudado desde Vancouver con su padre. Su madre había muerto en un accidente automovilístico hace ya varios años y estuvo viviendo con su padre desde entonces, aunque se odien mutuamente.

Al salir de la cama se dirigió directamente al baño para hacer sus necesidades como cada mañana. Encendió el grifo y comenzó a darse una refrescante ducha. Al terminar limpió el espejo y se miró directamente en él. Tenía la piel blanca, cabello castaño, casi negro, y unos grandes ojos azules iguales a los de su madre. Al verse más de cerca en el espejo pudo ver que un pequeño bello comenzaba a salir en su barbilla, en eso sale del baño dando unos brincos de alegría.

Al bajar buscó a su padre con la mirada, rápidamente supo que éste no estaba en casa, así que despreocupado comienza a preparar el desayuno. Su padre nunca se hizo cargo de él, es como si viviera solo. Su padre lo mantenía en casa sólo por el dinero que recibía del gobierno mes con mes.

Hubo una época en la escapó de casa y vivió con unos amigos en un albergue, ya que no soportaba vivir con su padre, pero no duró mucho viviendo por su cuenta y regresó avergonzado a vivir con aquel hombre que llamaba padre por educación.

No tenía amigos, ni nadie que le dijera como llegar a su nueva escuela, así que buscó en su móvil la dirección. En cuanto terminó de desayunar tomó el autobús con la esperanza de no perderse en el camino. Al llegar a la parada del autobús, Alex tomó asiento junto a otro chico. Aquel chico parecía de su edad, éste solo volteó a ver a Alex por unos instantes antes de seguir metido en sus pensamientos, se veía muy distraído y algo molesto.

En eso el autobús llegó y ambos subieron, no había casi lugares disponibles, sólo había dos asientos hasta el fondo. El chico sin pensarlo dos veces se sentó. Por el contrario Alex quedó de pie, le daba pena estar a lado de aquel chico apuesto.

—¡Oye! —El chico trató de llamar la atención del ojiazul. —Siéntate que no muerdo. —Exclamó el chico con una sonrisa burlona.

Alex no dijo nada y solo se sentó a su lado, sus mejillas comenzaron a tornarse rojizas. Ninguno dijo nada más en todo el trayecto.

Minutos después Alex miró en su móvil y pudo ver que la siguiente parada era su nueva escuela. Las puertas se abrieron y aquel chico bajó también, era de esperarse.

Quedó sorprendido al ver su nueva escuela, era un poco más pequeña que la anterior, pero tenía un toque rústico que le daba cierto encanto. Las piernas le comenzaron a temblar con cada paso que daba, ya que entrar a último año en una escuela nueva era muy difícil, todos ya se conocían y tenían su pequeño grupo de amigos. Por suerte uno de los maestros fue amigo de su madre. Ése hombre siempre fue como un padre para Alex.

Al entrar se podía sentir el ambiente de desesperación en el aire, el sonido de conversaciones por todas partes, todos estaban apresurados y chocaban entre sí.

—¡Cuidado idiota! —Gruñó uno de los chicos al chocar con él.

—¡Lo siento! —Alex no paraba de disculparse con todas las personas con las que se topaba.

El secreto de Alex (LGBTQ+) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora