Sabado, 12 de Agosto 2017
La fiesta a penas comenzaba y Adam ya se quería ir, no por capricho si no por que ese día no sentía bien, sentía algo en el cuerpo, como un escalofrío constante, siempre ese día sentía algo raro. Era su cumpleaños numero 17 y jamas se había sentido peor pues aquello que sentía se hacía mas fuerte a cada minuto.
Su mejor amigo desde la infancia había insistido para hacer aquella fiesta, siempre buscaba una excusa para armar tremendo fieston para poder ligar, llevar una que otra a la cama y luego emborracharse. Adam luego tendría que recogerlo inconsciente prácticamente de un rincón de la casa y acomodarlo quien sabe donde porque dudaba que a esa hora alguna habitación tuviera vacía y no quería averiguarlo después. Le quería ese cabrón como a un hermano y éste gesto no pudo negárselo.
Adam se encontraba en la cocina de esa la gran mansión de su amigo, con un vaso lleno de un ponche un poco fuerte y recostado en la encimera un tanto desesperado por el hormigueo que sentía en su interior. Había ido a doctores y ellos no le deban respuesta, Adam lo dejó pasar cuando ya eso se hacía mas raro porque esto le pasaba cuando era su cumpleaños. Nunca disfrutaba sus cumpleaños.
Un tanto incómodo también por una parejita enrollándose en una esquina de aquella cocina y tanto segundos entraban personas, felicitaban a Adam por su cumpleaños y se llenaban los vasos vacíos de ponche y desaparecían.
La realidad es que Adam se estaba escondiendo de su ex loca Jenni y también de Dylan, su mejor amigo. Adam sospechó que ese lugar no era un buen escondite porque luego de unos minutos apareció Dylan con las mejillas enrojecidas por el alcohol.
El rubio se acercó a Adam un poco tambaleante y le rodeó los hombros.
—¡Aqui éstas! Por dios Adam —exclamó Dylan al ver el rostro de su amigo— No me jodas hombre, no me digas que te ha dado esa cosa de siempre cuando estás de cumpleaños...
—Pues si —murmuró el pelinegro y se encogió de hombros, le picaba un poco ahí donde Dylan le rodeaba los hombros.
Adam recordó como el año pasado se ponía triste de repente sin saber porqué, y cuando se acostó aquél día con una leve picazón en el cuerpo, derramó lágrimas sin sentido alguno hasta que cesaron y él se preguntaba dando vueltas en su cama que le había pasado, que sucedía con él.
—Fantástico —murmuró sarcástico Dylan un poco desanimado por lo que le sucedía a Adam— Ni con un poco de diversión se te quita... Esa cosa que tienes..
Por otro lado Adam se sentía culpable, pues su amigo se había lucido con la sorpresa de una fiesta para él en su mansión. Dylan disponía de mucho dinero y no lo presumía casi nunca pero esa noche hizo una excepción con su cumpleaños, había comprado mucho alcohol, alquilado un DJ que por ahora ha valido la pena, y hasta convenció a sus padres de que hiciera la fiesta en la gran mansión de Los Olivers.
—Tranquilo Dy, ya se me está pasando —mintió Adam y señaló el vaso cargado de ponche en su mano, Dylan sonrió a la indirecta. Era verdad sentía como el ponche hacía efecto en su sistema poco a poco pero la picazón no desaparecía que cada vez se hacía mas insistente.
—¿Seguro? —dijo Dylan esbozando una sonrisa.
—Seguro —mintió Adam de nuevo, fingiendo estar tranquilo.
—Bueno, bueno —dijo Dy sonriente con las mejillas cada vez mas encendidas y oliendo ya a sudor y alcohol. Adam arrugo la cara que hasta ahora se había dado cuenta— Me voy, me han dicho que Lola hace el mejor sexo oral de la vida.
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Destino Imparable © EN EDICIÓN
Paranormaal(BORRADOR) El sufrimiento yace en la oscuridad algo que al destino le encanta disfrutar... El destino tiene preparado una vida de sufrimientos para estos personajes, Adam y Susan que están destinados a estar juntos y sufrir por su amor que trataran...