-Me sorprende que te acuerdes de mi.- dije
-Espera... ¿Me hablas a mi?- me pregunto.
-Claro que te hablo a ti. ¿A quién más le hablaría? - dije.
-Eh.... no, a nadie. Olvídalo.
El se veía muy confuso. Tenía el mismo aspecto que ayer. Nos quedamos callados un tiempo. Que incómodo. No sabía que decirle. ¿Debería estar enojada con el? Me beso sin mi permiso, si así se podría decirlo. Recuerdo que ayer cuando se lo conté a Amber, lo primero que me pregunto fue: "¿Besaba bien?" Yo me enoje y ella rápidamente añadió que lo decía de broma, y que el era un sinvergüenza.
-Claro que me acuerdo de ti.- dijo rompiendo el incómodo silencio. -¿Cómo podría olvidarte? Tu fuiste la que me dio...- se calló un momento tratando de ver que decir. Diablos, va a decir que yo fui la que le dio una cachetada. -....tu fuiste a la que le derramé accidentalmente mi cerveza.
-Oh. Claro, si, yo también lo recuerdo. Me prestaste tu sudadera. De hecho, la traigo aquí conmigo.- dije aliviada. -Esta en mi mesa, si quieres vamos por ella.
Note que mucha gente que estaba alrededor mío me miraba raro, incluso algunos un poco asustados, como si fuera una loca hablando sola.
-Hemm.... Creo que mejor te espero aquí para que me la traigas.- dijo dudoso.
-Claro, claro. Lo entiendo, voy por ella, ya vuelvo.
Me fui hacia la mesa. ¡Qué pena! De seguro no quería pasar mucho tiempo conmigo. Igual y sigue un poco resentido por la cachetada, además de que le derramé la cerveza. Pues yo también sigo enojada con el. Es un idiota. Estaba apretando demasiado las servilletas en mi mano. Amber me estaba buscando con la mirada hasta que me vio llegar. Parecía indignada.
-¡Hasta qué te dignaste a venir! ¡Creí que me habías dejado! ¿En dónde estabas?
-¡Hay Amber! ¡Ni siquiera fueron 5 minutos!
-Si, pero cuando estas sola el tiempo pasa más lento. Toda la gente me veía, de seguro creían que venia sola. Y además con este enorme platillo, ¡de seguro pensaban iba a comerme esta cosa yo solita!
-¡Dios Amber!- si, esta chica melodramática es mi mejor amiga. -¡Que exagerada! Y además tarde un poco porque me encontré al chico de ayer.- su cara cambió rápidamente de enojo a interés.
-¿Christian? ¿El que te besó ayer? ¿El dueño de esta sudadera?
-Si, ese. Pero no se llama Christian, se llama Christopher, creo.
-¡¿Dónde esta?! ¡Quiero verlo!
Me voltee hacia donde lo había encontrado. Ahí seguía, con la mirada hacia arriba y los brazos cruzados. Parecía incómodo.
-Es ese, el que esta en frente de la barra de cosas.
-No lo veo, ¿de qué color es su camisa?
-Es de color..... Oh....- lo había mirado bien, y me había dado cuenta de algo.
-¿Qué pasa?- pregunto Amber.
-Tiene la misma ropa que ayer.- dije.
-Uhg..... Que raro y asqueroso- dijo Amber con cara de disgusto.
-Si..... Demasiado raro, de seguro se durmió así y se le olvido cambiarse.- comente. -Su camiseta es color azul oscuro, tipo polo, no alcanzo a verlo bien. Y se ve un poco demacrado.
-Hmm.... Nop,- dijo levantando la vista tratando de encontrarlo -no lo veo. De seguro sigues borracha y ya estas viendo cosas.
-¡Yo no me emborrache ayer Amber! Ah, olvídalo.- agarre la sudadera. -Ya vuelvo.
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El problema más grande
RomanceA Christopher, un chico de 17 años, le paso algo muy inesperado. Murió en la huida de una fiesta, y para empeorar las cosas, estaba de visita en una cuidad que no conoce. Ahora, sólo y perdido, Christopher se pregunta porque sigue en la Tierra, en d...